Contratiempo: La asfixiante atención a los detalles.
Mario Casas protagoniza este thriller español en el que no se puede confiar en nadie, y los idas y vueltas de sus testimonios llenan de duda y dejan a los espectadores al borde del asiento de principio a fin.
Adrian Doria (Mario Casas) es un empresario que, tras ser acusado del asesinato de su amante Laura Vidal (Bárbara Lennie), contrata a Virginia Goodman(Ana Wagner) la mejor preparadora de testigos del país, quien tendrá que recomponer en una carrera a contrarreloj los testimonios de Doria y develar los misterios que lo pusieron en esta situación.
El problema se remonta meses atrás, cuando los amantes están regresando con sus respectivas familias luego de una nueva escapada romántica, tanto la vida de joven emprendedor exitoso que lleva él como la de condecorada fotógrafa que lleva ella resultan de ensueño mientras transitan la desierta ruta montañosa de un pequeño pueblo español. Todo esto se pone de cabeza cuando tras cruzarse un ciervo ambos chocan con un auto cuyo joven conductor fallece al instante, este es el primero de los múltiples contratiempos que encontrara Doria en sus intentos por salir airoso de sus predicamentos, esta película hace un sublime trabajo de ir desperdigándolos lentamente para irlos cerrando, unos más forzadamente que otros, satisfactoriamente para el final del film.
La historia lleva a cabo un interesante juego entre el tiempo presente en el que Doria y Goodman repasan lo sucedido y el pasado, en que el crimen cometido y la forma en que se va desarrollando se modifica constantemente a medida que las aventuradas deducciones de Goodman exprimen los detalles necesarios por parte de Doria para ir tapando los hueco del relato del acusado.
Como buen thriller basado en la búsqueda de un asesino los giros abundan, y por lo ingeniosa y prolija que es la historia a veces se tropieza con sus propios pies sobre explicando ciertos puntos que a fin de cuentas no hacían mas por el desarrollo de la trama que agregar otra variable sobre la cual hipotetizar, y con la abundancia de sospechosos y acciones a la cual prestarle atención lo intrincado de estos giros puede abrumar al espectador.
El elenco cumple con creces, desde un Mario Casas que nos tiene acostumbrados a sus papeles de galán pero que aquí brinda un personaje que arranca abrumado y sensible pero comienza a mostrar capas de perversión, furia, desesperación y termina siendo quizás el más amenazante de todo el film. Ana Wagner es el otro punto fuerte, su retrato de Virginia Goodman es hipnótico, de carácter intuitivo y firme, logra una química impecable con Mario Casas mediante sus intercambios en los que el control de la situación es disputado meticulosamente por ambos como en un juego de ajedrez. Jose Coronado cumple en su papel de padre de la victima que incansablemente busca la verdad hasta caer mediante la desesperación en una cruzada personal que lo hará perder casi todo intentando encontrar a los asesinos. La ya mencionada Bárbara Lennie también se destaca mediante una exposición de varios tipos distintos de personalidad que son retratados en los relatos de Doria y Goodman.
La bellísima fotografía de Xavi Giménez (El Maquinista) crea una atmosfera atractiva y pacífica en un momento para dar lugar a la reclusión y desesperación en el siguiente con suma facilidad, y ayuda a que el ritmo no decaiga.
El director Oriol Paulo logra en este, su segundo largometraje, una cadencia justa que no se apresura pero tampoco se ralentiza, y al mismo tiempo que el film, forma un rompecabezas casi perfecto en el que es muy difícil que el espectador se distraiga.
Contratiempo será sin dudas un punto alto para las grandes producciones del cine Iberoamericano este año, y sin lugar a dudas merece que los amantes del suspenso le den una oportunidad a partir de este Jueves 23.