Rompecabezas contrareloj
Todos tenemos diariamente algún contratiempo, es decir, accidentes o sucesos inesperados que obstaculizan o impiden la concreción de algún acontecimiento en nuestras vidas. Los contratiempos pueden ir desde simples conflictos como el congestionamiento de vehículos en las calles hasta asuntos más complejos tales como un accidente, pero todos coinciden en que alteran el orden natural de las cosas. El director español Oriol Paulo, vuelve a la dirección cinematográfica luego de las buenas recepciones que cosechó su ópera prima El cuerpo (2012) y pone en escena cómo cuando todo está perfectamente calculado, tan solo una mínima obstrucción puede desequilibrar y desatar un caos imparable.
Contratiempo (2016) cuenta la historia del exitoso empresario Adrián Doria (Mario Casas), quien contrata los servicios de Virginia Goodman (Ana Wagener), la mejor preparadora de testigos del país, para que lo ayude debido a que se lo acusa del asesinato de su amante Laura Vidal (Bárbara Lennie), del que él se declara inocente. Durante una noche en la que los minutos parecen correr más rápido de lo normal, ambos trabajan para buscar una táctica lógica y creíble que lo libere de la prisión. Sin embargo, la aparición de un nuevo testigo amenaza con destruir cualquier estrategia de salvataje, lo cual los pone a prueba para reconstruir los acontecimientos pasados de Doria y encontrar una rápida solución. Contratiempo se presenta como un complejo rompecabezas en el que las piezas de cada uno de los personajes encastran según los intereses de cada uno de ellos, sumergiéndolos en un peligroso juego.
“Tenemos 180 minutos para volver a empezar”, le advierte la preparadora de testigos Virginia Goodman al empresario Adrián Doria y pone en marcha una carrera contra el tiempo repleta de giros, algunos ingeniosos y otros forzados, que obligan al espectador a mantenerse cautivado por la historia durante los 100 minutos que dura el film. Oriol Paulo presenta un thriller que expone cómo puede reaccionar un ser humano ante situaciones límites teniendo noción, o no, de las devastadoras consecuencias que le esperan por sus erróneas decisiones. La premisa de la infidelidad de un hombre exitoso con el consiguiente asesinato de su amante, y del que encima se lo acusa, suena interesante, pero es simplemente el inicio de una montaña rusa de acontecimientos que lleva al protagonista de esta historia al punto más alto de desesperación y adrenalina.
La película propone un estado de tensión permanente, escena a escena, lo cual podría ser contraproducente si lanzara todas las explosiones al inicio quedándose sin artillería para el final, sin embargo, la historia no decae en ningún momento por lo que sale triunfante en ese sentido. Esto se logra en cierto punto por el gran trabajo de montaje a cargo de Jaume Martí, que le da la velocidad indicada al relato. La fotografía por Xavi Giménez y la destacada banda sonora por Fernando Velázquez permiten adentrarse de lleno en la historia, pasando desde los caóticos paisajes urbanos y misteriosos bosques hasta la asfixiante sensación de encierro en un cuarto de hotel. Los aspectos negativos aparecen en la necesidad de encastrar absolutamente todas las piezas del rompecabezas de manera perfecta, lo que hace que varios giros de la historia se perciban como forzados por el solo hecho que el relato cierre redondo. Además, la constante presencia de idas y vueltas generan que el espectador no termine de digerir una hipótesis que ya está en marcha la siguiente.
Respecto al reparto, Mario Casas se luce a través de una destacada labor. Si bien, en un comienzo se lo ve como el clásico galán que ha interpretado en films anteriores, con el correr de los minutos deja atrás la etiqueta y muestra sus dotes actorales. Ana Wagener personifica a la perfección a la prestigiosa preparadora de testigos, distinguiéndose en cada escena. Por otra parte, las actuaciones de José Coronado y de Bárbara Lennie también son dignas de destaque.
“Todo está en los detalles”, decía la famosa frase de Roberto Bermúdez, interpretado por Ricardo Darín en la película Tesis sobre un homicidio (2013) y esta afirmación se observa en la película Contratiempo que pone a prueba constantemente al espectador y lo invita a ser testigo, y a la vez detective, de un peligroso juego que altera la rutina de los personajes minuto a minuto. Oriol Paulo brinda un auténtico thriller con elementos de los clásicos relatos de misterio y acertijos, aportando su propia impronta en una historia donde nada es lo que parece y el tiempo no corre… vuela.