Contratiempo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un ejercicio de misterio que, a pesar de su resultado, explota todas sus posibilidades.

El Cine Policial tiene dentro de sus muchas variantes una muy específica llamada el “Whodunnit” (¿Quién lo hizo?), donde se trata de develar, en un espacio pequeño y a contrarreloj, quién es el responsable de un crimen, habitualmente un asesinato. Aunque la tradición determine a la postre que hay solo una verdad y un solo culpable, el film español Contratiempo nos plantea, tan confusa como plausiblemente, las miles de variables que pueden devenir en un hecho criminal.

¿Dónde estaba usted cuando asesinaron a…?
Adrían Doría es un joven y exitoso empresario que corre el riesgo de perderlo todo (su negocio y su familia) por un crimen que no cometió. El mismo no es nada más ni nada menos que el asesinato de su amante, que lo tiene a él como único sospechoso. Su abogado contrata los servicios de una preparadora profesional de testigos, que solo tendrá tres horas para dar vuelta el caso. Pero para esclarecer ese misterio es necesario esclarecer otro sobre un hecho de sangre en el que estuvieron involucrados Adrián y su amante.

El guion tiene todos los elementos para que un misterio funcione. Durante gran parte de la película, la trama sortea bastante bien el concepto de “crimen dentro de crimen” que pretenden desarrollar, apelando incluso a preceptos clásicos. No obstante, pasada la mitad del metraje la historia abusa de su propia inteligencia y cuando empieza a apelar al concepto de “pensamiento lateral”, presentando las repetidas variables en las que pudieron haber ocurrido ambos crímenes. Más que hacer pensar al espectador, lo confundan, cosa que es una verdadera lástima porque tienen un final que verdaderamente no se lo ve venir. A pesar de esta contra, hay que reconocer que los guionistas hicieron su tarea y estuvieron en todos los detalles; no omitieron nada.

En materia actoral Mario Casas y Bárbara Lennie entregan labores interpretativas prolijas y a la altura del desafío, pero los que verdaderamente se lucen son José Coronado, compenetrado y conmovedor; y Ana Wagener, que entrega más de una sorpresa desde el primer momento que aparece en pantalla.

Los rubros técnicos están bastante bien cuidados y detallados. Tanto la fotografía como la dirección de arte cuentan con unos tonos verdosos y amarillentos que nos saben sumergir en el ambiente de inestabilidad psicológica en donde están sumergidos los personajes. No obstante el rubro que verdaderamente destaca es la partitura musical de Fernando Velázquez (El Laberinto del Fauno). El montaje está bastante organizado, pero al ir de la mano con el guión, termina sucumbiendo no pocas veces ante las mismas falencias.

Conclusión:
Contratiempo es un producto muy bien actuado y muy bien filmado, que sabe llevar de la nariz al espectador con sus charadas y vueltas de tuerca, pero cuando estas llegan al punto del abuso, el interés por saber quién es el verdadero perpetrador del crimen termina siendo no tanto producto de la curiosidad sino de la impaciencia y de la jaqueca.