Ventana abierta a la pareja y el arte
A sus setenta años y desde una filmografía que parte de los inicios de los años 70, el director ofrece un relato minimalista que plantea un continuo juego de representaciones en un escenario que el arte y la vida misma van ofreciendo.
En el Festival de Cannes 2010, evento en el cual el controvertido film de origen tailandés El hombre que podía recordar sus vidas pasadas obtuvo la Palma de Oro, la actriz Juliette Binoche mereció el máximo galardón a la mejor actuación femenina por su labor en este film de Abbas Kiarostami, Copia certificada, que hoy puede verse, tras una larga espera, en sala. De origen iraní, Kiarostami, a sus setenta años y desde una filmografía que parte de los inicios de los años 70 (aquí recién se comenzó a conocer a partir de su film del 97, El sabor de la cereza), nos ofrece un relato minimalista que pone en juego situaciones que se van planteando como un continuo juego de representaciones en un escenario que el arte y la vida misma van ofreciendo.
Ambientada en una zona de la Toscana, pero no por ello abierto a un recorrido turístico. Copia certificada nos propone un itinerario que se abre en múltiples direcciones, a partir de una situación inicial en la que un escritor presenta ante un auditorio sus propias reflexiones sobre esa obra, Copia conforme, que ha merecido el reconocimiento del ensayo del año. Sus apreciaciones iniciales, ante un entusiasta grupo de expectantes oyentes, entre los cuales se destaca una mujer que irrumpe de manera muy particular, van poniendo en crisis ciertos conceptos que nos llevan a reformular versiones sobre la historia del arte, tales como obra original e imitación, copia y reproducción, traducción.
Sin que el film de Abbas Kiarostami defina a lo largo de todo su trayecto los límites entre ficción y realidad, Copia certificada otorga libretos a dos personajes, un hombre y una mujer, aquel escritor y ella, una mujer con un hijo, a cargo de una tienda de antigüedades, quienes tras "un breve contacto inicial", deciden, como en tantos otros films de Kiarostami, emprender un viaje. Ahora a la pequeña población de Lucignano: asoma aquí la resonancia sonora del vocablo luce, luz, algo que se habrá de experimentar ante una imagen que por durante mucho tiempo, tal como el guía lo señala en italiano, y ella lo traduce al inglés.
En ese mismo lugar, y desde la mirada de otro personaje, una mujer ya entrada en años, dueña de una cafetería, la situación, el vínculo entre ellos puede llegar a ser de otra manera. Desde ese otro recorrido de mirada, desde ese juego invertido de espejos que la propia puesta en escena arma para nuestros personajes y para nosotros, ella y él, un tal James Millar, interpretado por el barítono William Shimell, autor de ese libro de ensayos Copia conforme, asumirán ahora, o fueron entonces en un tiempo pretérito, lo que los otros creyeron ver. Entre el ser y el parecer, frente a esa pareja en crisis que nos lleva a recordar a Ingrid Bergman y George Sanders recorriendo las tierras de Nápoles en el film de Roberto Rossellini Viaje en Italia.
A lo largo de un día, ella y él nos piden que los acompañemos en ese recorrido, que escuchemos hasta el resonar de los pasos, las voces que se cuelan en los diferentes espacios, las referencias que nos llevan, desde el deseo de Abbas Kiarostami a volver a trazar un puente, entre la Toscana y Nápoles, entre el film de Rossellini y el film que él, hoy a sus 70 años nos lega, suerte de testamento fílmico en el cual se cifra su concepción sobre el cine, sobre el arte, como recorrido de la mirada.
Podríamos decir que a lo largo de todo ese día, ella y él, desde sus relatos, en una partida de dobles y sus reflejos, de cambio idiomático entre el inglés, el francés, el italiano, como acontecía en El pasajero de Michelangelo Antonioni, interpretan sus propias historias de amor, desde lo presenta a lo ausente, de lo que fue o lo que tal vez pueda llegar a ser, desde lo que realmente ocurrió o desde lo que alguna vez se soñó, sin que se sepa si esa coppia (en italiano, pareja) pueda llegar a diferenciar si se trata de un original o de un duplicado, ante nuestra mirada.
¿Qué es lo que vemos? ¿Cómo lo pensamos? ¿Qué historia creamos a partir de esto? ¿Cómo continúa nuestra historia desde este hecho, desde nuestros lugares, desde las campanadas, que ahora forma parte de la memoria de nuestra mirada? Fascinante, conmovedor, el film de Kiarostami. Definido desde una teatralidad cinematográfica, explora, indaga, se detiene, le da lugar a la palabra.
Kiarostami enfatiza en la profundidad del gesto, en la intuición, en el aleteo de las emociones. Y nos hace llegar una conmovedora reflexión en el primer tramo del film sobre un nombre propio de un ser amado desde una voz que tartamudea. Mientras que en el segundo momento, y en el centro de una plaza de Lucignano, nos permite escuchar de la propia voz de Jean?Claude Carriere una serena y emotiva interpretación sobre lo que, tal vez, se deseó transmitir, ante la lectura que se hizo de una imponente pieza escultórica.
Sobre la complejidad de los afectos, sobre la belleza, sobre nuestras flaquezas e imperfecciones, sobre el redescubrimiento de lo humano y la aceptación de lo que somos, Copia conforme irá abriendo lenta, pausada y pudorosamente otra ventana ante nosotros.