Mientras la andanada de películas 3D para adolescentes y niños sigue devorando pantallas sin ton ni son, por suerte aparecen algunas películas que nos recuerdan qué es el cine y para qué existe. La semana próxima sucederá –paradójicamente– con un film fantástico de adolescentes; esta, con una película igualmente fantástica (en otro sentido) puramente adulta. “Copia certificada” es el primer film europeo de Abbas Kiarostami, el maestro (porque enseña cosas, por ejemplo cómo hacer grandes películas) de “Detrás de los olivos” y “El sabor de la cereza”. Juliette Binoche es una vendedora de arte divorciada y con un hijo; William Schimell es un erudito que ha escrito un libro sobre la copia en el arte. Se encuentran y, en un par de horas fingen –o no– ser una pareja que se conoce, que se enamora, que se casa, que entra en crisis, que se separa. Y mientras, alrededor, el ojo preciso e irónico de Kiarostami muestra que, después de todo, el paisaje emocional europeo no es excepcional, que las taras son universales. Ver a esa vieja italiana que dice a la mujer que se quede con el hombre para no morirse de hambre; ver la molesta celebración de casamiento que acompaña las acciones, oír al hombre de paseo que da pésimos consejos conyugales, por ejemplo. En lugar de hacer una película para agradar a los europeos, el iraní les enrostra su propia mediocridad. Pero, eso sí, respeta a sus personajes y sus emociones. Hubo pocas obras maestras en el año, así que aproveche que acá hay una: bella, emotiva e inteligente.