Un hombre y una mujer
Si bien Abbas Kiarostami cambia el ritmo y las características de los personajes de sus acostumbrados relatos en suelo iraní ("El sabor de la cereza" "A Través de los olivos" "Donde está la casa de mi amigo?") no cabe la menor duda que su última creación "Copia Certificada - Copie Conforme" respira su cine, su talento y su inigualable manera de contar una historia.
Un crítico de arte inglés llamado (el cantante lírico William Shimell, en su debut en el cine) presenta su último libro en la Toscana italiana cuyo título es justamente el título del film -primer guiño que se plantea en la primer escena de la película-.
El tema fundamental del ensayo es dentro del mundo del arte, particularmente asomarse al mundo de las copias que emulan, superan, imitan, se comparan con sus originales.
Copias cautivantes que son casi tenidas en cuenta como verdaderas creaciones cuando en realidad son copia fiel de algún original que es el que verdaderamente tiene el mérito y rango de obra de arte.
Una mujer que asiste a la presentación de este libro (Juliette Binoche). Ella está interesada en el tema porque es galerista y justamente se gana la vida en el mercado de las copias certificadas.
Pero hay otros intereses secundarios (?) que hacen que los dos personajes inicien un viaje en el cual importa menos el viaje en si mismo, que los velos que se van corriendo a medida que esta pareja comience a interactuar.
Un hermoso camino de cipreses nos remite a la marca registrada de los caminos con los que Kiarostami trazaba otrora sus viajes iniciáticos. Ésta y otras sutilezas y detalles en la puesta, nos van encaminando a que acompañemos a estos dos personajes quienes debaten sobre el significado del arte y entablan una especie de juego de seducción, sin darnos cuenta que nos van envolviendo en un juego donde nos perderemos enteramente como en un laberinto de espejos.
Una de las paradas del "via crucis" de esta pareja es un bar en un pueblito en donde paran a tomar un café, a comer algo. La mujer que atiende este pequeño lugar los "confunde" con un matrimonio.
Es a partir de este momento en donde tras este punto de quiebre, la historia comienza a replegarse y multiplicarse en sí misma como en un juego de cajas negras que se van abriendo al mismo tiempo que escondiendo información, datos que nos permiten o no, cerrar el rompecabezas.
Kiarostami nos confunde ex profeso, se burla de la linealidad de cualquier historia, ya no importa si esta pareja se está por formar, se formó hace quince años, si se va a disolver apenas terminen su recorrido o si tienen asuntos pendientes que tratar y los resolverán justamente en este momento donde somos testigos.
Y cuando tengamos la sensación de comenzar a tomar con alguna certeza las riendas de la historia, cuando la luminosa belleza de Juliette Binoche nos comparta a la cámara un dato que parece ubicarnos en un terreno seguro, nuevamente aparecerá otro que nos arrojará irremediablemente y una vez más al terreno de la incertidumbre.
Pareciera que Kiarostami quiere fusionar en esta pareja, otras parejas (matrimonios, parejas establecidas, parejas ancianas) y borrar cualquier intento de referencia para que Binoche y Shimell sean dos y sean muchos a la vez.
Cuenta indudablemente con un trabajo impresionantemente rico de Binoche, con una sensualidad a flor de piel, lleno de matices y visitando casi todos los registros. Como plus, es exquisita cuando habla francés, deliciosamente entonada en italiano y sobria cuando se expresa en inglés. No sólo hay una diversidad de idiomas conviviendo en Binoche sino también un abanico de emociones y una máscara dúctil capaz de transmitir cualquier expresión, con unos primeros planos de una cámara completamente enamorada de su protagonista.
Schimell la acompaña muy dignamente en su debut cinematográfico formando un sutil pas de deux donde en un momento se seducen como en una primer aproximación y doblando a la esquina parecen tener un hijo en común, quizás no se conozcan o quizás estén buscando un lugar donde hace más de quince años se amaron por primer vez. Mientras ella habla en francés, él le contesta en inglés, o dialogan los dos en francés o dialogan los dos en inglés.
No hay lengua, historia, lazo, vínculo que nos haga definir a nuestros dos protagonistas. Pero sin embargo, esa falta de certezas es justamente lo que hace que la historia sea más interesante aún.
Con un dejo de el dueto de Linklater "Antes del amanecer"/"Antes del atardecer" la pareja guarda todo ese márgen de ambigüedad hasta que suenen las campanadas y como en un cuento de Cenicienta moderno quizás tengamos que salir del hechizo de esta historia de amor que es una y todas al mismo tiempo.