En los principios de la animación, personajes del primer Walt Disney o incluso íconos de los hermanos Fleischer, como Popeye, podían hacer cosas muy atrevidas, incluyendo vestirse de bomberos para hacer locuras peligrosas. Eso se acabó hace tiempo, y se entiende que el género de los bomberos se adecua más a series adultas como “Rescue Me” que al cine infantil, básicamente por el lado más dramático que supone la tarea de apagar incendios.
Pero esta coproducción franco-canadiense aprovechó este hueco temático en el cine de animación para armar una excelente película sobre la hija de un jefe de bomberos que sueña con seguir la profesión de su padre aunque él se lo prohíba. Corren los años ’30 y un extraño fenómeno de incendios y bomberos desaparecidos en los teatros de Broadway ayudan a que la protagonista se ponga un bigote falso y utilice el viejo truco de hacerse pasar por hombre para lograr su cometido. Hay gags divertidos, buena descripción de los personajes y sobre todo una serie de escenas vertiginosas que recuperan algo de aquella vieja animación alocada a la que nos referíamos antes. Sólida en lo técnico a todo nivel, con imaginativos backgrounds neoyorquinos y una variada paleta multicolor, la ambientación de época y la banda sonora jazzera son otros puntos fuertes de esta recomendable película animada. Mayor logro aun dado que los codirectores son debutantes, pero antes Thedore Ty fue animador en “Kung Fu Panda” y, más extrañamente aun, Laurent Zeuton fue el productor del film de culto “La muerte de Stalin”.