El juego de las diferencias
Guillermo Francella protagoniza una comedia romántica que lo ratifica como un gran actor, más allá del efecto visual. El guion tiene buenos momentos, pero también bajadas de línea y algunas inconsistencias.
Si en la vida el amor puede ser loco, desparejo, insólito o inexplicable, en el cine es imprescindible que la imagen sea verosímil. No importa el tema, la historia ni los recursos.
Corazón de león, la promocionada película de Marcos Carnevale que protagonizan Guillermo Francella y Julieta Díaz, plantea el peliagudo tópico de las diferencias y traslada, en tono de comedia romántica, los encuentros y desencuentros entre una bella abogada, Ivana Cornejo, y un hombre exitoso, rico y simpatiquísimo, León Godoy. La diferencia salta a la vista: él mide 1,35 cm de altura.El caballito de batalla de Carnevale para sorprender (aunque develó la cuestión varios meses antes del estreno) y emocionar (un objetivo orientado a la calificación ATP con ánimo televisivo) gira en torno a la diferencia física, en brutal contraste con el lujo, el estilo de vida y sentido de la ubicuidad del hombre que va y viene de Río de Janeiro y practica deportes de riesgo. Toda la desmesura puesta en un personaje.El problema es el efecto visual. León es como un dibujo animado, y Francella, un gran actor metido en ese efecto. Corazón de león echa mano a los aspectos de un cuento clásico que además sigue los pasos del guión propio del género. Hasta pueden cronometrarse los momentos de la película, la cadena de acciones acorde con el romance que enfrenta obstáculos y prejuicios de toda índole. León lleva una vida soñada, salvo por la estatura. La puesta y fotografía de Corazón de león hacen foco en los ambientes suntuosos y la vida refinada del arquitecto que supera la discapacidad con actitud.
El guión se hace fuerte en algunos diálogos, ágiles y ocurrentes. Tampoco se priva de los consabidos momentos de bajada de línea y uno que otro monólogo.
Se luce Jorgelina Aruzzi en la arenga contra la hipocresía y comportamiento nazi de la mayoría. Ella, en el papel de la secretaria del estudio de abogados, habla de los ‘enanos emocionales'. También lleva su rol con muy buen desempeño, Nicolás Francella, hijo (en la vida y en la ficción) de un padre contenedor y adorable.
Corazón de león es una comedia agridulce, obvia en los movimientos del guión que sostiene Francella como un héroe. En tanto Julieta Díaz se ve efectiva, sobre tacos altísimos, un subrayado al conflicto. Tan efectiva como lo es Mauricio Dayub, el ex de Ivana.
La película de Marcos Carnevale mete el dedo en la llaga pero sólo se juega planteando un efecto. No hay un cambio cualitativo con respecto a tantas comedias de las diferencias (sociales, de origen, edad, idioma, etnia o religión).
No faltan frases para el recuadro ("la vida es una ocasión"), la música como complemento, en función del melodrama; los lugares neutros, sofisticados, y una atmósfera que roza los temas para no traicionar las reglas del mercado que cuando pide ATP, exige que se respete la promesa.