Corazón de león

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Con el corazón en la mano

Corazón de León no es una remake nacional de aquel recordado film que contaba con Jean Claude Van Damme como protagonista, sino que vendría a ser la película que trajo nuevamente a la gran pantalla a Guillermo Francella pero en una versión XS. En la previa contaba con una promoción totalmente ineficaz con respecto al humor y a la venta del proyecto, aunque para suerte de todos (?) Corazón de León resultó ser una propuesta mucho más interesante de lo que parecía a priori.

La comedia romántica dirigida por Marcos Carnevale se centrará en León Godoy (Francella), un arquitecto de renombre portador de una personalidad galante, arrolladora y cuya estatura es 1,35m. Sí, mide 1,35m de altura, aunque eso no supone un problema para él. Cuando León se encuentra el celular de la bellísima Ivana Cornejo (Julieta Diaz) decide conquistarla a cualquier precio. La entrega del teléfono será la excusa para que los protagonistas comiencen una historia juntos que si bien en el arranque va viento en popa, luego a partir de las dificultades representadas por los prejuicios sociales será una relación que se pondrán continuamente a prueba.

Si bien sus primeros avances resultaban una mala señal tras otra por dejar como intención el chiste fácil sobre la condición de su protagonista, la realidad es que Corazón de León no presenta definitivamente en su metraje esa finalidad. A lo largo de sus 109 minutos se encargará de formular una idea que "no se ríe de Francella, sino que se ríe con Francella". Esa frase en general se usa de forma irónica, ya que el límite para determinar eso depende en gran medida del burlado, pero aquí el trato sobre León no es preferencial o perjudicial por sobre los demás protagonistas y es en la no diferenciación donde no se encuentran rastros de discriminación en el humor. Es decir, no hay una generación de empatía por el lado de la lástima o la burla continua, sino todo lo contrario. Uno se siente identificado y hasta interpelado en muchos pasajes por la arrolladora personalidad de León y no por la discriminación sufrida por la gente que tiene enano el corazón (?). Entonces es esa bien intencionada identificación la que hace del film de Carnevale una verdadera sorpresa.

Hay escenas que resultan fallidas y hasta en ciertas secuencias se deja ver demasiado su finalidad, algo que termina quitando fluidez y espontaneidad a la película pero es en esos no tan escasos momentos cuando la pareja compuesta por Guillermo Francella y Julieta Diaz aparece en escena para contagiar un amor palpable, sentible y por momentos prejuicioso que sienten, dejando de lado todas las falencias que pueda llegar a tener Corazón de León. Es que es en las entendibles dificultades de Ivana para terminar de abrirse a la relación donde radica lo complejo de la situación. Incluso el clásico giro dramático de la última resulta sustentable a través de las señales narrativas que se fueron dejando.

Francella hace de Francella de nuevo, sólo con la diferencia de la estatura. Tómalo o déjalo. Acá encontramos a un Guillermo algo contenido en cuanto a sus clásicos gestos, pero con su carisma y su inconfundible verborragia que por momentos está un poco impostada. No hay medias tintas en esto, o sos de Argen, que gustan y disfrutan del actor de El Secreto de sus Ojos, o sos de Tina, que vendrían a ser quienes quieren verlo colgado junto a Darío Lopilato en la Plaza de Mayo. Como contraparte importante en el asunto tenemos a una radiante Julieta Diaz, la cual encandila la pantalla con cada una de sus apariciones. Son la frescura y la estridente sonrisa de Diaz, sumado a las arrolladoras y carismáticas participaciones de Francella, los elementos principales que suplantan lo forzado y fallido por lo natural y espontáneo en una comedia romántica cargada de buenas intenciones y pocos prejuicios.