Corazón de león

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Querida, encogí a Francella

La tenía difícil Marcos Carnevale, pero él parece buscarse las dificultades, como en "Anita", que hasta ahora ha sido la más riesgosa de sus películas, generalmente referidas a la comprensión afectiva del otro cuando ese otro es incómodamente distinto de uno. Esta vez, la trama presenta la perturbación de una hermosa mujer enamorada de un enano. Ni siquiera un petiso, sino un enano. Que tiene sus méritos, eso hay que decirlo.

Primera dificultad: ¿debía contratar a uno de veras? Alejandra Podestá fue un excelente hallazgo de María Luis Bemberg para su excelente fábula "De eso no se habla". El norteamericano Danny Woodburn (el líder de los enanos en "Espejito, espejito") resultó inolvidable en el delicado episodio "Someone for Rose" del film de Rodrigo García "Con solo mirarte". Pero, ¿habrá alguno igual o mejor actor que Guillermo Francella?

Tanto en las partes de comedia romántica, y en las simplemente graciosas, como en las otras, en la leve sombra que surge tras la sonrisa de alegría, o en el agrio reclamo del hombre herido en sus ilusiones, Francella es un actorazo de primera.

Surgía entonces la segunda dificultad: ¿cómo achicarlo? Ahí van nuestros aplausos para dos cabezas de equipo: Ezequiel Cesana, director técnico, y Leandro Visconti, supervisor de efectos visuales, que empezó en la TV argentina, estuvo en la conversión estereoscópica de "Star Wars. Episodio I" y los efectos de más de 40 films de EE.UU., entre ellos "Scooby-Doo 2" y "Sr. y Sra Smith", y ahora brinda lo suyo al cine de la Argentina, desde "El ratón Pérez 2" en adelante, y México. El épico "Morelos" es su nuevo trabajo en esas tierras, antes de volver a éstas para achicar al protagonista. La ilusión es prácticamente perfecta.

El resto no era pan comido. Y de nuevo Carnevale salió adelante. Ha hecho una historia entretenida, grata para todo el público, bien envuelta por la música del maestro Emilio Kauderer y el "Always On My Mind" a cargo de John McInerny (como corresponde), y con detalles propios de un buen observador, y por eso mismo buen director de actores, que además supo elegir muy bien. Julieta Díaz luce como pocas la evolución de sentimientos que debía tener su personaje. Mauricio Dayub, Jorgelina Aruzzi (que provee uno de los pocos chistes enteramente visuales al agacharse a hablar con el novio de su jefa), Nora Cárpena, de retorno, Claudia Fontán con su calificativo de moda, y en particular Nicolás Francella como hijo cómplice, forman un elenco ideal.

Puede que alguien le reproche supuestas bajadas de línea, caídas en el sentimentalismo, o cualquier otra cosa. A nadie se le ocurrirá agradecerle, en cambio, su parte didáctica: este film enseña como pocos cómo levantarse una desconocida por teléfono, seducirla pese a una desventaja evidente, pararle el carro a dos pelandrunes en un restaurante, sostener una discusión de tránsito con un grandote sin perder la elegancia, y otras cosas. Y cómo hacer, además, una comedia romántica realmente distinta.