Elegíaca historia familiar con la eutanasia en el centro
Paprika Steen comenzó antes del Dogma, y lo sobrevive. La hemos visto en dramones como "La celebración", "Los idiotas" y "Secretos en familia", y también en comedias como "Todo lo que necesitas es amor" y "Superclásico", filmada en Buenos Aires, donde ella es una señora casada, madre de familia, que se manda a mudar con un futbolista argentino (¡Sebastián Estevanez! casi todo el tiempo desnudo), y hasta acá viene el marido tratando de recuperarla. Ahora la vemos en un drama de aquellos, con un personaje que le hizo ganar el premio de Mejor Actriz en San Sebastián. Muy buena actuación, pero puede pasar desapercibida, porque todas las miradas van hacia una vieja octogenaria bastante maciza, siempre de ropas claras.
Esa vieja es Ghita Norby, la narradora de "La fiesta de Babette", que acá interpreta a una mater familias en tren de despedida. Ante el dolor de sus hijas, la perplejidad del yerno, la distancia del nieto ocupado en su IPad, la sana comprensión de un tiro al aire con sentimientos, y la complicidad de su marido y su mejor amiga, la mujer decidió morir. Eutanasia asistida, que le dicen. Esclerosis grave es la razón. Pero las hijas no entienden de razones, se aferran a una esperanza, como si hubieran leído los "Sonetos medicinales" de Almafuerte.
El resultado es una obra elegíaca, bien hecha, bien triste, apenas con una situación previsible para estirarla. Muy bien Norby, Steen, Danica Curcic y todo el resto, incluso el pibe que se lo pasa con los jueguitos, pero de vez en cuando levanta la cabeza. Y el director Bille August, por supuesto.