"Corazones de hierro": una batalla cruda y honesta
Finalmente llega a las salas de los cines Corazones de Hierro", que corrió con la tremenda mala suerte de haber sido hackeada y puesta on line a finales de noviembre pasado. Este fue un duro revés para el filme, que se erigía como uno de los blockbusters con que la distribuidora tenía pensado sacar suculentas ganancias. Lo cierto es que se estrena, y eso es una buena noticia. Vale la pena recordar algo: esta película, como todas, se disfruta plenamente en una sala de cine. Por las dudas, lo aclaramos.
Es el año 1945. Los aliados ya entraron en Alemania y están yendo pueblo por pueblo tomando el territorio. Es una tarea sucia, desgastante y hasta sangrienta, pero necesaria para tratar de terminar con esta locura. El sargento Don "Wardaddy" Collier (Brad Pitt) comanda un tanque Sherman apodado Fury. Él y sus cuatro hombres: Boyd "Bible" Swan (Shia LaBeouf), Trini "Gordo" García (Michael Peña), Grady "Coon-Ass" Travis (Jon Bernthal) y el novato Norman Ellison (Logan Lerman), están en la avanzada de la ofensiva final europea. No tienen respiro y sus órdenes son ir al frente tratando de "limpiar" el camino de enemigos y asistir a las tropas.
Escasos en número y armamento, tendrán que enfrentarse al último, bestial y desesperado contraataque que Adolf Hitler lanza para que no tomen su país. ¿Podrán sobrevivir estos hombres a los últimos días de la Segunda Guerra Mundial?
La mente detrás de esta historia pertenece al director David Ayer, que alcanzó notoriedad por su trabajo como guionista en Día de Entrenamiento (Training Day, 2001). Eso le permitió ponerse detrás de cámaras y en su haber tiene dos películas bastante interesantes: Soldado de Ciudad (Harsh Times, 2005) y En la Mira (End of Watch, 2012). Tómense el tiempo de verlas si no lo hicieron. Ah, Warner lo eligió para dirigir la adaptación del cómic de DC Suicide Squad.
No sería de extrañar, ya que el realizador tiene la impronta oscura que la editorial le está dando a las adaptaciones de sus obras al cine. Ayer es un realizador crudo, directo, sin concesiones, cuyas historias van directo al grano y no tiene miedo en mostrar lo que sea necesario mientras ayude al guión. Y eso es lo que le puso a Corazones de Hierro, un filme intenso, angustiante, por momentos claustrofóbico, que vomita la crudeza de la guerra y la desesperanza en nuestras caras.
El largometraje cuenta con un elenco templado, que aporta la cuota necesaria de trabajo sin sobreactuaciones ni estridencias. Brad Pitt nos da su solidez habitual, Bernthal y Peña no desentonan jamás al igual que Logan Lerman, cuyo personaje es el rayo de luz de humanidad que atraviesa a todos los demás. Shia LaBeouf, que para este periodista es uno de los mejores actores que aparecieron en los últimos años, le pone una intensidad tan profunda a su actuación que merece que lo reconozcan con algún premio.
Este largometraje trata sobre los horrores de la guerra, la deshumanización, la pérdida de fe; pero también nos habla sobre el coraje, el apoyo en el otro -no importa lo que haya hecho o haga- y la tremenda lucha por aferrarse a un poco de de lo que nos define como humanos.
"Corazones de Hierro" da una franca pelea y sale airosa del combate. Medalla de honor por eso.