Un jefe (Carlos Portaluppi) y sus dos empleados, Juan (Luciano Cáceres) e Ismael (Pablo Pinto) en un corralón del segundo cordón del Conurbano bonaerense. Uno maneja el camión en silencio, escuchando la sarta de pavadas que tiene el otro para decir. Lo mira cuando le chifla a las mujeres, frena para que se compre un choripán e incluso lo sigue hasta el bar donde se alcoholizan a plena luz del día, antes o después de cargar y descargar bolsas de material.