Sin encontrarnos frente a un gran melodrama italiano, es justo decir que esta historia de infidelidades que pone el ojo en el desgaste de la pareja y la necesidad del cambio, mantiene el ritmo y la tensión suficiente como para no agotar al espectador porque dosifica inteligentemente situaciones cotidianas y diálogos que no resultan forzados ni explicativos, todo ello sostenido en gran parte por una prolija dirección y un elenco a la altura del convite...