La fractura en el cristal
No son tiempos auspiciosos para Italia en lo económico y social. En la incertidumbre diaria se mueven Anna (Alba Rohrwacher) y Alessio (Giuseppe Batiston), una joven pareja de moderado éxito que convive en un piso cosmopolita en relativa armonía. Hasta que aparece Domenico (Pier Francesco Favino) y la estructura aparentemente estable se resquebraja. Anna pronto manifiesta ser el punto de fuga obvio, cuando la gana la pasión por este hombre casado y con dos hijos, dispuesto a su vez a arriesgar a su propia familia en pos de una pasión que no los llevará a buen puerto.
Es de destacar la cuidadosa puesta en escena y el gran trabajo de Alba Rohrwacher en la piel de una protagonista en la que, por momentos, se enfoca demasiado la atención en detrimento de otros personajes y situaciones que merecían ser mejor explotados, como el de Alessio (Batiston), que es de una calidad notable y suficiente, que le permite remar en secciones turbulentas de la trama.
Con esta película sucede algo curioso cuando se pone en perspectiva. Si nos remontamos a "Mi familia", por ejemplo, notamos que el abordaje de ambos directores apunta a la revelación de determinadas pautas de comportamiento sociales, morales, sexuales y familiares. Sin embargo, la cinta de Lisa Cholodenko no falla prácticamente en su registro e intenciones, en cambio la de Soldini sí lo hace. ¿Por qué? Por un exceso de confianza en el espectador, quizá, o por la pretensión implícita en las escenas de sexo, en los conflictos filmados de forma tal que deja poco lugar a la sutileza o la reflexión. Algo que era más esperable, en definitiva, y que constituye la gran flaqueza del filme.