Cosmopolis

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

LUJOSAMENTE VACÍA

Seguramente escucharán a alguno decir que COSMÓPOLIS es una película que hace un acertado retrato del capitalismo o de la sociedad de la información. Probablemente habrá alguien que destaque los crípticos diálogos o las metafóricas secuencias de la nueva obra de David Cronenberg. Quizás haya alguien que diga que hace falta verla varias veces para desentrañar su complejidad filosófica. Y todo los que digan eso estarían mintiendo. Porque la experiencia de ver el film basado en la novela de Don DeLillo sólo puede definirse como tediosa e inútil. COSMÓPOLIS es una presuntuosa película basada en un aún más presuntuoso libro, cuyo monótono relato y sus incoherentes y risibles diálogos ponen tristemente en evidencia la forma desesperada en la que se quiere decir algo sobre el mundo. Sin embargo, es tanto el empeño que se pone en filosofar que cada escena y cada personaje se vuelven insoportables. Súmenle a eso la pétrea caripela de Robert Pattinson en la piel del protagonista y es suficiente para que estemos ante una de las películas más aburridas, vacías y pretenciosas del año.
La historia sigue a Eric Packer (Pattinson), un joven y adinerado empresario que recorre la ciudad en limusina con la intención de cortarse el pelo. Va a todos lados acompañado por su guardaespaldas (Kevin Durand), quien constantemente le informa de amenazas a su seguridad. En el camino se encontrarán con numerosas personas que, siempre a bordo del lujoso auto, conversarán con Packer de boludeces que no le interesan a nadie, pero haciéndolas parecer extraordinarias reflexiones filosóficas sobre el capitalismo, el futuro, la sociedad y otras huevadas del estilo. Ah, y ellos siempre hablando de una forma tan estúpidamente enredada que, en comparación, hacen quedar al Arquitecto de MATRIX RECARGADO (THE MATRIX RELOADED, 2003) como Dora la Exploradora.
La inexpresividad de Robert Pattinson se manifiesta en cada una de sus escenas, ya sean en las que simplemente habla o cuando intenta hacernos creer que tiene sexo. La verdad que este muchacho haría bien en usar el dinero que cobró por su ¿actuación? para fundar el Centro de Rehabilitación para Actores con Parálisis Facial. El resto del elenco (a excepción de Paul Giamatti) sigue la línea de Pattinson, especialmente la rubia desabrida que hace de su esposa y que ni siquiera tengo ganas de buscarla en IMDB para saber cómo se llama.
Los incoherentes diálogos de COSMÓPOLIS son expresados por los actores como si no entendieran lo que están diciendo: los personajes cambian de tema rotundamente, sin ningún tipo de coherencia ni cohesión. Ah, y agárrense porque hay perlitas como la siguiente (y no, el contexto no importa, las frases son igual de malas dentro o fuera del film). Un personaje señala: “Los agujeros son interesantes. Hay libros sobre los agujeros”. Y otro personaje agrega: “Hay libros sobre… la mierda”. Podría haber añadido que también hay películas sobre la mierda. Y películas de mierda. Como COSMÓPOLIS.