A fines de los años 90 Scott Mitchell Rosenberg - en ese entonces ejecutivo de un puñado de editoriales independientes de comics y un creativo en ascenso - estuvo rondando por Hollywood con un proyecto que trataba una invasión alienígena a la Tierra en la época del lejano oeste. El concepto fue adquirido por los estudios y cayó en el development hell durante años, sin que nadie lograra hacerlo despegar. El mismo Rosenberg le inyectaría impulso al transformarlo en una novela gráfica que salió publicada en el 2006 en una de sus editoriales. Allí fue cuando los estudios vieron el potencial y decidieron darle luz verde, atrayendo a un grupo de luminarias al proyecto - desde Steven Spielberg y Jon Favreau hasta Ron Howard, pasando por el equipo creativo de J.J. Abrams con sus guionistas estrella Alex Kurtzman y Robert Orci, eso sin contar con el aporte de gente tan dispar como Brian Grazer o el bizarro Steve Oedekerk, el mismo de Kung Pow: Enter the Fist (2002) -. El problema es que tanta gente terminó metiendo mano que Cowboys & Aliens terminó siendo un pastiche, en donde millones de libretistas y productores tomaron turnos para escribir una línea o escena cada uno. Mientras que como espectáculo está ok, a uno le deja la impresión que acá había mucho potencial y el caos de la producción terminó por arruinar una buena idea.
El primer problema de Cowboys & Aliens es el cast. Son excelentes actores pero se ven totalmente anacrónicos, pasados de esteroides y botox, y resultan poco creíbles como curtidos vaqueros. Daniel Craig está demasiado musculoso y bien afeitado como para verse como un desaliñado forajido del siglo XIX, y Olivia Wilde parece salida de una sesión de pilates. Para colmo Craig pelea con otros vaqueros en modo comando, con acrobacias y patadas voladoras, lo que queda totalmente fuera de lugar. En esos momentos uno cruza los dedos rogando que el libreto de una explicación coherente de por qué toda esta gente se ve demasiado moderna - que sean aliens reencarnados, por ejemplo, lo que iría bien con los ojos penetrantes que tienen Wilde y Craig -, pero las justificaciones quedan por la mitad o no muy creibles.
Olvidémonos de lo físico y ocupémonos de la historia. Hay un gran arranque, cargado de misterio, especialmente por que no sabemos quién o qué es el personaje de Daniel Craig. Luego aparece Harrison Ford, que acá hace de malvado terrateniente. Ford - quien se ha cansado de protagonizar fracasos en los últimos años - parece decidido a remontar la cuesta luego del espaldarazo de Indiana Jones 4, y últimamente se ha especializado en los papeles de cínico y gruñón. Acá lo suyo no difiere demasiado del corrosivo periodista veterano de Morning Glory (2010), y es particularmente efectivo en esa línea. Casi se podría decir que Ford es lo mejor del filme.
Hasta el ataque al pueblo, Cowboys & Aliens venía bien. Uno tenía curiosidad por el pistolero amnésico, el arma brazalete, y la confrontación con el villano de turno. Luego de esto, el libreto entra en una debacle y transforma en otra película, en una especie de The Searchers con aliens en vez de comanches. Los extraterrestres abducen personas y hay una cuadrilla de valientes dispuestos a rescatarlos. Ahora, ¿cómo seguirle el rastro a una nave espacial que va volando a 500 km por hora?. Ah, sí: el libreto mete a un alien herido que escapa a pie. Oh, Dios...
Las cosas traidas de los pelos comienzan a acumularse. Los aliens carecen de personalidad y son una parva de blancos de dos patas, totalmente anónimos como pasaba en Batalla Los Angeles. Aparece de la nada la anacrónica Olivia Wilde - demasiado limpia, sexy y depilada para la época - y provee pistas que de otro modo resultaría imposible obtener. Aparece pandillas de ladrones, indios - ¿no queda nadie más? - y todos se unen en contra de los aliens. Hasta el malvado Harrison Ford se pone tierno y se humaniza.
Eso no quita que Cowboys & Aliens siga siendo entretenida, pero los baches del libreto serruchan las expectativas creadas en el primer tercio del filme. Este vendría a ser un ejemplo de película con guión mediocre y que termina siendo sostenida por el carisma de los actores. Harrison Ford y Daniel Craig son muy buenos, aunque lo suyo no deje de ser variaciones de personajes que ya han hecho; y ellos están acompañados por una troupe de secundarios eficaces como Clancy Brown o Keith Carradine. (alerta spoilers) La única que desentona aquí es Olivia Wilde, y no sólo por su aspecto moderno, sino porque su personaje está de más. Yo hubiera fusionado los caracteres de Wilde y Craig en uno solo - sin contraparte femenina -, como un guerrero alien disfrazado de humano y perteneciente a una raza contraria a los invasores. Era algo muchísimo mas coherente. El tema es que alguien pensó que todo esto rebalsaba de testosterona y metió con calzador a una pistolera fashion en el lejano oeste. Porque, si no, ¿con quién se besaba Daniel Craig? ¿Con Harrison Ford? (fin spoilers).
Vaya tranquilo a ver Cowboys & Aliens. Es un buen show, no se va a aburrir. Es algo hueco, es cierto, pero hay buenos actores que salvan las papas del fuego. La macana es que reunieron a una montaña de creativos y, entre todos ellos, no lograron hacer nada minimamente memorable.