Extraño cruce de géneros que entretiene pese a sus contradicciones
¿Indiana Jones y James Bond juntos en el Viejo Oeste? No interpretan aquí a esos famosos personajes, pero Daniel Craig y Harrison Ford son los protagonistas de este producto que combina el más clásico de los géneros del cine norteamericano (el western) con la ciencia ficción (invasión extraterrestre incluida).
Basado en una novela gráfica reciente, este film dirigido por Jon Favreau (responsable de la saga de Iron Man) se desarrolla en un desolado pueblo de Arizona en 1873 dominado por un poderoso hacendado (Ford) y su caprichoso hijo adolescente (Paul Dano). Hasta allí llega Jake Lonergan (Craig), un pistolero buscado por la justicia que terminará sumándose al sheriff local (Keith Carradine) e incluso a los indios de la zona en la lucha contra los despiadados aliens.
La película funciona mejor en su primera mitad, cuando trabaja la iconografía y los elementos del western a lo Howard Hawks (con los vaivenes económicos propios de la fiebre del oro y las diferencias sociales) que cuando apuesta por una elemental veta romántica (la relación entre Craig y la bella Olivia Wilde) o termina cediendo a la tentación de las explosiones y el vértigo durante el duelo final con los extraterrestres.
Cowboys & Aliens no termina de definir su tono y, por lo tanto, se queda a mitad de camino entre la épica de aventuras (en este sentido, se lucen las imágenes en pantalla ancha del director de fotografía Matthew Libatique, el mismo de El cisne negro) y un tímido intento por explotar el absurdo más propio del cine clase B de su conflicto principal (hay dosis de humor, pero limitadas a un puñado de gags y diálogos).
Más allá de sus evidentes limitaciones y contradicciones internas, Cowboys & Aliens resulta un producto bastante entretenido, con dos veteranos protagonistas acostumbrados a encarnar a esos héroes duros del viejo Hollywood y con toda la parafernalia de efectos visuales de la que dispone la producción contemporánea. La combinación es extraña, es cierto, pero termina funcionando de manera razonable.