Cowboys & Aliens. Este título de por sí merece un análisis aparte. Es simple y preciso, sin embargo extraña y descoloca. ¿Por qué estas dos partes nos parecen incongruentes? A esto juega el nombre, enmarcado en el subgénero del weird west, en el cual la fantasía tiene lugar en las calles del Lejano Oeste. La sorpresa de este título es que al pensarlo, lo que parece fuera de lugar es la primera parte, la de los humanos. Una invasión extraterrestre es válida, siempre y cuando ocurra en nuestros tiempos o haya medios capaces de documentarla. Esa sería su justificación. ¿Pero por qué no? se preguntó Scott Mitchell Rosenberg en 1997 y de esa idea creó una novela gráfica.
Jon Favreau, quien ha pasado de ser un actor con demasiados roles secundarios a director de tanques de taquilla, cosecha los frutos de sus trabajos en los dos filmes de Iron Man y se puede dar el lujo de elegir. Pero no salta al vacío sin algo que lo contenga. Un importante equipo de probados guionistas lo acompañan, así como también un elenco con varios nombres destacados que funcionan bien como conjunto. Daniel Craig y Harrison Ford dan vida a una rendidora dupla, efectiva tanto a la hora de la acción como del humor, acompañados de un medido Sam Rockwell y de la linda Olivia Wilde, cuyo rostro últimamente parece presente en todas las películas.
Verdaderamente entretenida, con escenas de acción bien logradas, ligeros diálogos y una ambientación ideal, además de buenos efectos sin recurrir al 3D, acaba por entregarse en forma desprolija a un Deus Ex Machina, algo que les cae como anillo al dedo a Damon Lindelof y a los guionistas cercanos a J.J. Abrams que lo acompañan, el cual le quita mucho de lo conseguido por cuenta propia. De esta forma, gran parte de la originalidad de la propuesta se pierde e incluso se traiciona a sí misma. Básicamente es necesaria una vuelta de tuerca algo torpe para que la batalla sea justa. Después de todo en una esquina hay vaqueros y en la otra extraterrestres.