Entretiene la mezcla de "Cowboys & aliens"
En 1969, Ray Harryhausen tuvo la idea de concretar un antiguo proyecto del creador de los efectos de «King Kong», en el que unos cowboys, en vez de perseguir potros salvajes, cazaban dinosaurios. La película, «El valle de Gwangi», fue una de las mejores jamás hechas con dinosaurios. La mezcla de cine de aventuras y western con ciencia ficción parece ser el punto de partida de esta flamante «Cowboys & aliens», bastante entretenida, pero no especialmente notable ni como western ni como película de marcianos.
Lo más divertido aquí es justamente la mezcla, aunque en un comienzo funciona bastante bien en su faceta de western: Daniel Craig despierta herido y con un extraño brazalete en un brazo, y aunque está totalmente desarmado, cuando unos vaqueros quieren tomarlo prisionero para cobrar alguna posible recompensa, los ataca aniquilándolos como si fuera un verdadero forajido. El extraño brazalete metálico y la amnesia son los únicos elementos discordantes en estas primeras escenas en las que también aparece un ex coronel ganadero bastante prepotente (Harrison Ford en un raro papel que en un principio lo ubica como villano) y una extraña pistolera (Olivia Wilde), que luce la cartuchera con su revólver arriba del vestido.
Entre ellos y otros personajes pronto se ocupan de romper la frágil paz del miserable pueblo minero que intenta ordenar el sheriff Keith Carradine, y justo cuando las cosas están por explotar seriamente, el cielo se cubre de ovnis (de excelente diseño, como si fueran libélulas metálicas) y todo el mundo corre por su vida.
En realidad, estos «demonios» que surgen de la nada para secuestrar a los seres queridos
de cowboys, forajidos y, por qué no, también pieles rojas, siempre aparecen cuando los típicos conflictos del western debieran resolverse a tiros, lo que genera cierta repetición y previsibilidad al guión, que podría haber sido ua pizca más ingenioso.
De todos modos, la película nunca aburre, los marcianos son lo suficientemente monstruosos como para agregar el conveniente toque terrorífico y, sobre todo hacia el final, la dirección de arte y los efectos especiales se vuelven realmente atractivos.
Con todo, los elementos de western no están bien explotados, y el carácter ecuménico de indios, vaqueros, ganaderos y forajidos no resulta demasiado convincente.