Martini Seco con Vodka, Revuelto, no Agitado
La unión debería hacer la fuerza, pero a veces cuando hay muchas manos en el plato se hace mucho garabato.
Los realizadores más poderosos de la actualidad se juntaron para concebir un proyecto que unía acaso a los dos géneros de culto más importantes de la historia del cine hollywoodense: el western y la ciencia ficción. Como dice el título: Cowboys & Aliens.
Ron Howard se da de la mano con Spielberg, agarran un cómic bastante exitoso, llaman al director y guionistas de Iron Man, a los guionistas de Transformers (la original, la mejor), de Star Trekk, de las series Fringe y Lost (o sea, todos el equipo de J.J. Abrams) y encima reúnen nuevamente a James Bond con Indiana Jones (Spielberg ya la había logrado en La Última Cruzada). Para completar el combo, una de las actrices más hermosas del momento: Olivia “13” Wilde.
Demasiados nombres y los resultados… son apenas discretos.
¿Dónde falla Cowboys & Aliens entonces? Que pensaron un producto, no una obra cinematográfica.
La historia nos lleva al viejo oeste, donde un hombre (Daniel Craig) despierta amnésico en medio del desierto con un brazalete metálico en la muñeca. Cuando el desconocido llega al pueblo más cercano, descubre que lo buscan por robos y asesinatos. En el medio entra en acción el coronel Dolarhyde (Harrison Ford), un militar retirado que ahora se convirtió en el ganadero que da de comer a todo el pueblo con sus ganancias, ya que las minas de las montañas del pueblo, aparentemente están secas.
Mientras que el desconocido trata de descubrir que le pasó, los aliens invaden el pueblo, secuestrando a la mitad de la población (nunca queda claro porque los secuestran, más que para hacerles injustificados exámenes físicos). La cuestión es que los extraterrestres vinieron al Tierra con un única misión: llevarse el oro de las montañas (tampoco queda claro para que les sirve el oro).
Por lo tanto, los cowboys con ayuda de los Apaches de la región, tratarán de rescatar a los suyos y desterrar a los aliens.
Una premisa de estas características necesitaba un tratamiento divertido, ágil, bizarro. En cambio, como sucede con los Transformers y demás obras de los mismos guionistas, la historia cae en un producto por encargo sin corazón ni odio.
Favreau que supo aplicarle elegancia y carisma a un personaje como Iron Man (¿o es que los elogios deberían ir hacia Robert Downey Jr.?) acá toma una fría distancia de lo que está generando. No es que la película no sea entretenida o esté mal narrada, sino que no transmite la emoción necesaria. Posiblemente parte de la culpa la tenga Daniel Craig cuyo personaje sea tan frío como el último James Bond, quizás porque Harrison Ford no logra ponerse la película sobre los hombros y queda relegado a un segundo plano lastimoso. Lo alarmante es la falta de humor, la seriedad, solemnidad e incluso la arista sentimental/dramática que le pusieron a la historia.
Barry Sonnenfeld posiblemente habría sido el director ideal, dado que ya jugó con ambos géneros en forma separada. Si bien Las Aventuras de Jim West no es lo que se puede llamar una obra satisfactoria, humor no le faltaba. Y si Hombres de Negro funciona es gracias al humor y no tanto a la ciencia ficción.
Una versión con menos presupuesto, actores menos pretenciosos, más berreta (que buena hubiese sido la misma película con Simon Pegg y Bruce Campbell como protagonistas) habría dado como resultado una obra más redonda, con mayor identidad incluso.
Del gran elenco algunos secundarios logran interpretaciones meramente creíbles: Sam Rockwell, Ketih Carradine, Paul Dano, Clancy Brown, Noah Ringer (sí El Ultimo Maestro del Aire). Los efectos especiales tampoco son asombrosos, y las referencias cinematográficas escasas: no se puede identificar como un western de ningún director. De hecho se parece más a uno televisivo (visualmente es televisiva, todo un pecado en el género), por lo tanto, se desaprovecha la geografía de la región. Los aliens son bastante asquerosos (tienen la misma cara que el de Super 8), pero a diferencia de Cameron o Lucas a Favreau le interesan más los personajes humanos. El problema es que están tan mal escritos, diseñados y, además hay tantos clisés y estereotipos que en este sentido tampoco se destacan. Sí, el personaje de Craig remite a algunos héroes del género, especialmente al “rubio” de la saga del dólar de Leone, pero seamos honestos: Clint Eastwood le ponía mayor carisma.
Reitero, si bien no se trata de un fracaso absoluto (en términos artísticos, porque sí lo fue en proporciones económicas) pero tampoco es la obra que muchos esperábamos con gran ansiedad. Un producto salido de una máquina tan grande, fría y metálica como la nave espacial de los extraterrestres. Y ya lo dice el dicho: cuánto más grande es, más dura será su caída.