Un western de ciencia ficción
El arranque de Cowboys y aliens es impecable. Un vaquero (Daniel Craig, aplicando con efectividad ciertos elementos de su Bond al Lejano Oeste) se despierta en el medio de la nada, sin recordar cómo llegó allí, con una especie de brazalete en su muñeca izquierda, que no puede sacarse. Se le aparecen tres ladrones, intentan asaltarlo, pero él, con un par de movimientos, los asesina sin problemas. Se monta a un caballo y termina llegando a un pueblo, donde nadie lo conoce, excepto una mujer a la que no recuerda (Olivia Wilde), aunque un hacendado (Harrison Ford, a la altura de sus mejores trabajos) lo está buscando, y no precisamente para decirle buenos días. En el medio, cosas muy extrañas comienzan a suceder en los alrededores hasta que se desata un ataque tan enigmático como brutal, por parte de una fuerza que no parece ser de este mundo.
El director Jon Favreau, el mismo de Iron Man, maneja los numerosos elementos que se van presentando (el protagonista que es misterioso hasta para sí mismo, los pueblerinos con diferentes conflictos y frustraciones, el hombre poderoso del pueblo que domina todo con mano de hierro, los seres extraños de los cuales sólo se ven sus atroces efectos) con notoria precisión, dosificando la información, apelando más al audio que a lo visual, privilegiando el espacio en off y desarrollando con cuidado los numerosos personajes que aparecen en escena. Se destacan particularmente el de Craig, que intuye que su pasado es oscuro, que no es precisamente un hombre de paz, pero que quizás tiene una chance de redención en el presente; y el de Ford, un coronel retirado duro como el hierro que, detrás de una cortina de pragmatismo, posee un fuerte deseo por ejercer de padre de la forma que no puede hacer con su hijo biológico, posicionándose como referente para un niño que busca rescatar a su abuelo y su asistente indio (Adam Beach).
Es en la primera parte de Cowboys y aliens donde el molde del western, más pequeño y alejado de la épica en este caso, se impone al de la ciencia ficción. Allí la historia fluye con naturalidad, los personajes son creíbles, la narración es pausada y la intriga potente. En cambio, cuando se aproxima la resolución y el filme tiene que resolver los distintos conflictos, develando las incógnitas y abriendo paso a los mecanismos de la ciencia ficción, con abundancia de efectos especiales, pareciera dar la impresión de que el desequilibrio entre los dos géneros es demasiado fuerte y que lo mitológico del Lejano Oeste es sobrepasado por lo alienígena.
Aún así, no deja de ser llamativa la importancia que adquieren determinadas decisiones, la valía que poseen. Vemos sacrificios, personajes que empuñan un arma o matan por primera vez, revelaciones de sentimientos, y todos ellos son exhibidos con convencimiento, compromiso y madurez, delatando que lo que estamos viendo son personas de carne y hueso desbordadas por las circunstancias, que aprenden a cada paso, pero que a la vez no se van a rendir y tratarán de continuar adelante.
Favreau concibe un filme que, más que recordar a sus dos entregas de Iron Man –que no dejaban de ser muy juguetonas y relajadas-, rememora a sus trabajos previos como Elf, el duende o Zathura-una aventura fuera de este mundo, que tenían un espíritu amateur y un look casi como de cartón corrugado, como si las hubiera hecho en el garaje de su casa.
El western, es cierto, salvo raras excepciones (Temple de acero, Pacto de justicia, El tren de las 3:10 a Yuma), está muerto o languideciendo en sus formas más puras. Pero aún con sus numerosos desniveles, Cowboys y aliens, junto con el reciente estreno de Rango, consigue certificar su capacidad para mixturarse con otros géneros o expresiones, aportando códigos, paisajes, estereotipos y temáticas como forma de enriquecimiento. E incluso es capaz de volver a problematizar la cuestión de la pureza de los géneros, siendo que estos alcanzan su mayor integridad a partir de la integración con otros ámbitos. Es que, al fin y al cabo, Cowboys y aliens es un western tan noble como cualquiera, a la vez que una película de ciencia ficción de lo más interesante del año.