El legado Rocky
A 40 años de su estreno en la Argentina, el semental italiano vuelve a las carteleras nacionales para un nuevo round delante de las cámaras. Creed: Corazón de Campeón (Creed) es la nueva entrega que se enmarca dentro de la saga deportiva más grande de la historia del cine. Con Rocko definitivamente retirado en el final de la excelente Rocky Balboa, la vuelta del mítico personaje se veía como algo imposible, aunque Hollywood siempre le encuentra la vuelta para que la máquina de generar millones siga facturando.
Los sucesos de Creed siguen a Adonis Johnson (Michael B. Jordan), hijo extramatrimonial del inmenso Apollo Creed. Donnie nunca conoció a su padre y a pronta edad falleció su mamá. Huérfano y vagando por distintos hogares para niños por sus problemas de conducta, es adoptado por Mary Anne Creed, viuda del morocho pugilista que falleció a manos de Ivan Drago. La cuestión es que el conflictivo Johnson decide viajar a Filadelfia para ser boxeador. A partir de allí empieza su derrotero como boxeador, entrenado nada más y nada menos que por el gran Rocky Balboa.
Rocky traspasó la pantalla, es un ícono social y deportivo, no es solamente un personaje cinematográfico. Cuando uno piensa en el boxeo, es imposible que Rocky (y su representativa música compuesta por Bill Conti) no se te venga a la cabeza. Es más, hasta tiene una estatua en Philly y resulta harto complicado subir las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia en soledad, dado que a todo horario hay decenas de personas haciendo la mítica subida por la escalinata hasta la cima. Traer de nuevo a la gran pantalla a este legendario personaje es todo un arriesgado suceso cinematográfico pero por la propia pericia de Ryan Coogler en la dirección y la de Sly y Jordan delante de las cámaras es que el regreso del semental italiano se da con gloria.
La saga sigue en la línea de Rocky Balboa, donde el boxeo vuelve los suburbios, se aleja de los grandes gimnasios y funciona fundamentalmente como un elemento catártico, que sirve para sacar lo que sea que esté molestando adentro del corazón. Donnie necesita dejar atrás el odio por su padre, necesita perdonarlo, aceptarlo, amigarse con su herencia; y el boxeo es el ámbito ideal para conseguirlo, ya que las peleas se combaten desde adentro. ¿Y qué mejor que demostrar que sos alguien (pero no por portación de apellido, sino por merito propio) desde el mismo lugar donde tu viejo supo romperla toda? Coogler captó perfectamente eso y lo supo transmitir en grande respetando las bases expuestas en el film estrenado en 2007.
Creed: Corazón de Campeón sigue en la línea de Rocky Balboa, donde el boxeo funciona como un elemento catártico.
No hay una sola escena donde la presencia de Sylvester Stallone pase desapercibida. Cada secuencia con Sly puede despertar nostalgia, risas o emoción dependiendo del tono utilizado por el grandioso actor de casi 7 décadas con una facilidad asombrosa. Coogler logra exprimir al máximo la gran capacidad actoral de Stallone. Se lo ve cómodo todo el tiempo, sin presiones, como disfrutando al máximo la vuelta a su personaje más emblemático. Ganar el Oscar sería el broche de oro a su carrera.
Sly no está solo y la revelación de Michael B. Jordan en el rol del hijo de Apollo es todo un hallazgo. Hay química entre los dos y se nota como Jordan se apoya en la experiencia Stallone, pero en aquellas escenas donde el actor de Poder sin Límites (Chronicle) debe cargarse la película en soledad, lo hace con una convicción fantástica que traspasa la pantalla. Tambien está Tessa Thompson como el interés amoroso de Donnie, que es quizás lo más flojo del film. No tanto por el romance en sí, que está bien desarrollado, sino más que nada por el impostado aura de estrella neo-soul que se le quiere meter a toda costa a la joven intérprete que participó en Selma. Completan el reparto Ritchie Coster, Graham McTavish y el team de boxeadores en la vida real (entre los que se destacan Andre Ward y Tony Bellew) aportando cada uno desde su lugar lo necesario para convertir al film en uno de los mejores estrenos que va a tener el 2016.
No encuentro apartados negativos significativos en Creed. Puede tenerlos, ya que no es perfecta, pero no quise detenerme demasiado en eso porque creo que el corazón (de tigre) siempre le tiene que ganar a la razón. Bah, no siempre, pero al menos así debería ser cuando se nos presenta a la versión más vivaz y emocionante de Rocky Balboa, una de las leyendas más grandes en la historia de la vida y el cine.