Creed II no es como la anterior la que reflotó con creces algunos altibajos como lo fueron Rocky V. En tal caso, ésta sería la número ocho. El asunto radica en que los guionistas y el director no son los mismos –éste último estaba haciendo “Pantera negra”- y descuidan al Rocky, quien se había convertido en un hombre sabio en las dos anteriores.
Aquí la película intenta tener una estructura a la Rocky IV en cuanto a la trama del enfrentamiento de Rusia con Estados Unidos, pero no le llega ni a los talones. Por otro lado, el personaje de Jordan parece un niño de diez años que no sabe siquiera cómo pedirle matrimonio a su mujer en una escena romántica que no se sostiene y donde queda en evidencia la mala dirección, los malos textos y una partenaire que jamás va a lograr ser la Adrianna de Rocky por tampoco tener la calidad actoral de Talia Shire.
En tal caso, existe algo que la Rocky original posee, capaz por estar co-escrita con Stallone, y tiene que ver la temática profunda que plantea la lucha equívoca del ser humano en ser un ejemplo para los demás para no sentirse un perdedor; o sea, la autocompasión versus la autoestima, algo que es tan hablado hoy en el Mindfulness y que son la piedra fundamental de un personaje tal elogiado como Rocky Balboa