Sylvester Stallone produce y guiona Creed II: defendiendo el legado una película con grandes fallas y en donde Rocky, Apollo e Iván siguen eclipsando al presente.
Hace algunos años Ryan Coogler estrenó Creed y de alguna manera logró una buena película, con el hijo de Apollo Creed siendo entrenado por Rocky para llegar a lo más alto del boxeo. En aquel momento todo homenaje, referencia e incluso la trama misma fueron bien tomados, bien filmados y logrando momentos de mucha emoción.
Creed II: defendiendo el legado vuelve a intentar lo mismo, pero ya no emociona y el protagonista carece de todo carisma para ser lo que alguna vez Rocky logró.
Stallone coescribió el guion de esta secuela y no es casual que los mejores diálogos y las mejores escenas sean de él. Quizás no sea consciente (o sí lo es) pero los momentos compartidos con Michael B. Jordan lo único que logran es poner en offside al sucesor de la saga Rocky y dejarlo mal parado.
En esta secuela los que aparecen son los Drago (padre rival de Rocky y asesino de Apollo y su hijo Viktor) que buscan revancha en el ring de aquella deshonra sufrida en el año 1985.
Claro que, para que Creed II dure 130 minutos habrá una pelea que no tendrá a nuestro protagonista como vencedor indiscutido y una final donde todo será (o debía ser) espectacular.
Una de las más grandes fallas (o quizás sea el ego de Stallone que no se lo permitió) es el poco desarrollo en la historia de los Drago. Aparecen, cuentan poco de su pasado, dan pistas de lo que harán, pelean y se van. Creed II tiene como agregado en su título: “defendiendo el legado” y si bien eso nos hace pensar en el legado de Creed, el único legado a defender es el de Drago.
En ninguna película de toda la saga Rocky/Creed uno desea que el oponente gane la pelea, porque no la merece, porque no hizo lo que tiene que hacer para vitorear sobre el ring. En Creed II desde el minuto 1 de la película en que aparecen los Drago, uno desea que ellos ganen y se lleven la gloria porque la merecen, porque se la ganaron.
El Creed de Michael B. Jordan es exagerado por donde se lo mire, en situaciones donde se transmite x el actúa y. Aclaremos algo, Stallone no es ni cerca el mejor actor del mundo, pero sin dudas es el mejor Rocky. Bonachón, medio torpe y sensible, con frases hechas para filosofar en la vida. Esta es su ultima aparición en la saga, sin dudas, y mucho más se van a notar, cuando él ya no esté, los agujeros de Creed.