Se llama Crespo, nació en Crespo, Entre Ríos, y vive en Villa Crespo. Es el joven director de esta película que lleva su nombre y habla de un lugar, la capital avícola de Argentina, pero sobre todo de un padre, recientemente fallecido. Film sobre la ausencia, el duelo y el dolor de un hijo que recurre a distintos elementos y recursos expresivos –a veces cerca del documental intimista, a veces más experimental- para poner en palabras e imágenes el desgarro de la pérdida. Crespo es una película tristísima, poética, algo desflecada en su estructura, pero también capaz de un humor absurdo, tanto como esa ciudad franqueada por dos gallos y un castillo alemán que dan la bienvenida al viajero. Crespo, el director, puede mirar con la distancia de un cineasta aunque cuente su dolor más personal. Un ejercicio valioso del cine como despedida.