Cada tanto el cine de género ofrece algún producto singular, particular y destacado, dentro de un marco de estrenos populoso donde las novedades no ofrecen demasiado interés. Sin embargo, la excepción (como muchas veces) confirma la regla. Señores y señoras, llegó «Hatching» (título internacional) aka «Cría siniestra», y es una grata sorpresa para la cartelera, realmente.
No esperaba que una producción finesa pudiera impactar tanto desde su propuesta visual y dramática como aquí sucede. Desconozco si será una característica de su filmografía local, pero hay buen material para desgranar, analizando esta interesante propuesta.
Debo decir, primeramente, que creo que a pesar de que es un film donde el terror es el género predominante, hay en su construcción dramática un espacio para la problemática familiar que presenta que es inquietante. Lo que intriga y atemoriza, más allá de un monstruo o un fantasma que anide en ese medio, es lo peligroso que es tener progenitores cuya vanidad ponga en riesgo el desarrollo de los hijos e hijas a su cargo. Y de eso habla, muy bien, la ópera prima de Hanna Bergholm…
Esta es la historia de una sufrida niña de 12 años, gimnasta, Tinja (Siiri Solalinna) quien es presionada y dirigida por su madre (Sophia Heikkilä) ama de casa moderna y mediática que pasa su tiempo filmando escenas familiares para su videoblog. Tinja entiende que algo no está bien en tanta exposición y dureza, pero no tiene más opciones que seguir los designios de su madre. Por su parte, papá (Jani Volanen) es un hombre sin mayores expectativas, gris, y obediente, en cierta manera. La familia, luce perfecta (hay un hermanito también ahí) pero algo, no funciona bien aquí.
Cierto día, y luego de una secuencia escalofriante con un pájaro que mamá mata, con cierta crueldad y que deja a su hija perpleja ante tanta frialdad. Algunas escenas después, Tinja se interna en el bosque y encuentra un huevo en un nido… Que llevará a su cuarto y al que cuidará hasta que nazca.
Como ya saben quienes han visto el trailer, la criatura que nacerá del huevo, no es un pajarito pequeño… sino un ser bastante particular que comenzará a adentrarse en la vida de esa gente, de una manera, inesperada. Mientras el bichito crece, suceden cosas en el entrenamiento de Tinja y en sus relaciones sociales, lo cual comenzarán a sumar tensión al estado de situación. Que anticipamos, se agravará cuando la niña descubra que la mamá oculta una relación y que las apariencias, definitivamente, engañan.
Pero este proceso, bien dosificado, se da enmarcado en bellos paisajes naturales que crean una atmósfera visualmente impactante. La dirección de arte de la película es un punto muy fuerte, porque marca el tono del relato y contrasta esta visión «superficial» y «perfecta» con la cruda y filosa realidad que tiene lugar cuando aparece la criatura a patear semejante tablero y desnudar mucho de lo que permanece oculto.
En resumen, «Hatching» es una película que, insisto, se apoya en un drama familiar (la disfuncionalidad que impulsa esta madre, en particular) para crear una atmósfera inquietante, donde no sólo hay que prestar atención a la amenaza física y concreta del demonio alado, sino también ver que cosas se juegan al interior de ese micromundo donde Tinja es una niña sometida que busca libertad y siente desesperación por salir de la prisión simbólica que ejerce su madre.
Me sorprendió y creo que a ustedes, les pasará lo mismo. Aprobadísima.