Esta es una película de terror donde alguien descubre un monstruo interior. Ese “alguien” es una joven que vivió toda su vida encerrada en una casa, criada por un “padre”. Cuando ese cautiverio se acaba, sale al mundo y descubre cosas terribles. Descubre el mundo y a sí misma. Lo que hace de esta película algo aparte del cine de terror más o menos a reglamento es que utiliza el género para ir más allá, para metaforizar acerca de los dolores de crecer, de pasar de la adolescencia a la adultez, de aceptar lo que cada uno es. En estos casos se corre el riesgo de que la metáfora sea demasiado evidente y termine ahogando el cuento, que vale por sí mismo. Aquí no ocurre y el equilibrio entre la fantasía y lo real se mantiene durante todo el metraje, con algunos momentos de mucha belleza y fuerza expresiva. Un film más original de lo que parece, de esas pequeñas películas que justifican el cine.