Un coming of age fantástico y siniestro.
No podríamos resumir mejor esta cinta, que con los términos del subtítulo de la nota; ya que la ópera prima del alemán Fritz Böhm, atraviesa tres momentos (o mutaciones), como su protagonista. Comencemos con la etapa siniestra: al mejor estilo La Habitación, la película nos muestra a una niña, Anna, que vive encerrada en un desván. Su supuesto padre la alimenta, y le enseña a leer; también le cuenta historias amenazantes, como que afuera existe una especie de criatura salvaje que come a pequeños en el bosque.
Bajo este influjo, y temor, la niña va creciendo hasta llegar a su pubertad y cada vez hace más preguntas a su captor, quien por momentos no sabe cómo dominar la situación. A tal punto que cuando Anna le pida morir, dado que se encuentra pasada de medicación y semi inconsciente, en un rapto culpógeno el hombre intentará suicidarse. Es así que la policía descubrirá a la joven cautiva.
Y aquí pasamos a una segunda etapa, la de la coming of age. Bajo la supervisión de la sheriff del pueblo, Ellen Cooper (Liv Tyler), Anna comenzará a experimentar lo que es la vida “normal”. Comienza a ir al colegio, a relacionarse con sus pares y de esta manera a auto descubrir su cuerpo y sus emociones. También conocerá al hermano de Ellen con quien vivirá toda una historia de amor. En este tramo de la película hay un cambio bastante abrupto de registro, que va de lo perverso y oscuro del rapto a las vicisitudes que puede atravesar cualquier adolescente.
Todo para culminar en una odisea fantástica (si, la tercera etapa). Este momento estará signado estrictamente por lo físico, ya que Anna gradualmente irá asumiendo sus cambios corporales y su verdadera esencia salvaje. Irá mutando, transformándose y aceptándose. Se dará cuenta que ella es esa criatura atemorizante que alimentaba sus pesadillas de niña. Y aquí el relato nuevamente cambia de tono. Ahora la transición es de la coming of age a la leyenda, el folclore local, donde la dialéctica entre cazadores y presa estructuran la acción.
Este movimiento en tres actos, también se puede leer como una metáfora de los cambios que atravesamos en esa etapa donde debemos tomar decisiones que definirán nuestro comportamiento de adultos. Criaturas Nocturnas es una cinta ambiciosa, tantas idas y vueltas no dejan madurar del todo la historia (narrativamente hablando), así como los puntos de vista. Pero vale rescatar que nunca pierde ritmo y que sus giros nos sorprenden más de una vez. Asume un grado de libertad que le otorga una bocanada de aire fresco al género.