La caída
Crimen en el Cairo (The Nile Hilton Incident, 2017), película de origen sueco dirigida por Tarik Saleh, es una gran propuesta sobre el uso del thriller aprovechando un conflicto social como telón de fondo, en este caso, la caída de un régimen. Marcada por la violencia estamos también en una ciudad apocalíptica, que vive al margen de la destrucción final, con personajes ahogados en un hoyo donde parece todo terminarse y lo único que resta es sobrevivir o huir. Bajo un vaivén de infaltables emociones, esta película da un nuevo aire al inmortal género policial.
Noredin (Fares Fares) es un policia-detective en ascenso de la ciudad de El Cairo. Aunque lo que más le interesa es acumular dinero y mejorar su estándar de vida, la cual no pasa de ser un hombre viudo y solitario, que parece no haber perdido su instinto moralista. Un día lo mandan a investigar el asesinato de una joven cantante en un hotel de renombre. Todo apunta a un importante empresario y político egipcio. Noredin al seguir la pista se adentrará en el mundo del poder y, sobre todo, en el de la propia policía marcada por la corrupción y su juego de intereses. Así descubrirá un universo dentro de El Cairo que creía conocer muy bien pero lo sorprenderá pues comenzará a sentirse vulnerable e insignificante frente a una dictadura que va destruyéndose desde adentro.
El escritor estadounidense Raymond Chandler, gran símbolo de las novelas policiales, escribió una vez que el policial es un género que no sólo está plagado de policías, detectives y asesinos, sino que también sirve como una radiografía de la sociedad. Una manera de abrir el mundo que se oculta entre las personas que habitan una ciudad. También sirve para sacar a la luz lo que no puede decirse y que de todas formas subyace entre los individuos. Un elemento con el que el espectador se identifica rápidamente. En esta película es inmejorable la forma circular in crescendo que nos va develando cómo funciona el submundo de dicha ciudad, la corrupción y los juegos políticos de fondo. Además porque todo empieza con una investigación rutinaria y, aunque ya se perciba su resolución, el interrogatorio trae la violencia desenfrenada ante la hipocresía y el descubrimiento de verdades ocultas, enriqueciendo de esa manera el relato. Al final es interesante recordar que fue sólo un elemento disparador el que sirvió para conocer todo un mundo oscuro y hostil.
No empero, lo más superlativo de este filme es la manera de aprovechar la caída de una dictadura, en este caso de Hosni Mubarak, para enmarcar un relato policial de estilo thriller. Nunca deja atrás la investigación principal y a la vez muestra el contexto social que arrincona al asesino. Además, El Cairo es un personaje más con sus calles angostas, llenas de basura y caminos en zigzag. La capital egipcia se vuelve tenebrosa y mortal a causa del suspenso que viene del entorno de Noredin y de los personajes que viven unos juegos inestables, inmersos en un evento social apocalíptico. Vivir con miedo pensando que una pastilla, como las que toma Noredin antes de dormir, hará olvidar todo. Lo que se consigue es que todo se empañe de un tinte de inquietud, en un relato policial fresco y novedoso.