Tarik Saleh es un director sueco que viene en ascenso (no por nada ya dirigió un capítulo de la última temporada del hit de HBO, "Westworld") y que con "The Nile Hilton Incident", ya venía haciendo ruido en el medio. Su cinta es un film noir hecho y derecho pero con un marco histórico, particular para Egipto, que potencia su visionado, ya que instala la acción en los momentos previos a la caída del régimen de Hosni Mubarak, en 2011 (la llamada "primavera árabe" de ese año).
La historia es la clásica en este tipo de género: un policía arrogante (que fume siempre, como dicen los libros), un sistema corrupto, un crimen atroz, un testigo crucial, con miedo y en fuga (en este caso una mujer) y un sector de poderosos con muchos recursos para terminar en el Nilo, de la peor manera posible (bien muerto).
El protagonista, aquí, es Noredin Mostafa (Fares Fares), hábil investigador, miembro de una familia acomodada, con aspiraciones de hacer carrera rápido en la fuerza. Se topa con un llamado que lo lleva a un cuarto de hotel en el Hilton, donde dará con el cadáver de una famosa cantante local (he leído por ahí que esto alude a un crimen real -¿será el de Suzanne Tamin de 2008 en Dubai?) y se dispondrá a tratar de hacer su trabajo.
Claro, que eso no es lo que quiere la fuerza. Ni los implicados políticamente en la cuestión. Más bien, todo lo contrario.
Noredin lentamente (y esto sucede así de literal) va adentrandose en una trama espesa, llena de corrupción, escenarios sugerentes, coloridos (exóticos para nuestra cultura), en los cuales accede a información que lo va llevando hacia pistas que delinean al hombre detrás del crimen.
Dentro de esos rastros, uno fundamental es la chica de la limpieza que dice haber visto cómo la cantante era asesinada.
Con el paso firme y mucho estómago, el personaje principal va desarmando capas para destreñar la verdad, mientras en el afuera, se puede ver la ebullición de las masas en el fermento popular que propició el fin de un gobierno, al que se ve, con grandes bolsones y quistes de corrupción.
Saleh sigue las reglas convencionales del cine policial negro (todas, realmente) y va delineando una película honesta y densa. Exhibe una mirada potente sobre cómo la trama de encubrimientos funciona en todos los niveles de ejecución, casi sin fisuras. En cierta manera aterrador. Aunque nosotros seguimos discutiendo muertes de gente importante en circunstancias sospechosas... o alguna nación del tercer mundo está exenta de estos actos?
Sin adentrarse demasiado en esa línea, "Crimen en El Cairo" es un delicado bocado para paladares acostumbrados a las experiencias poco usuales. Un sueco, con equipo técnico escandinavo, rodando en Egipto. Y salió bien! Sólo por eso, merece ponerla en la lista de pelis para ver esta semana en el cine. Aprobada.