La acción transcurre en el 2011, nos metemos en un contexto histórico durante los últimos días de Hosni Mubarak, político, militar y dictador egipcio que ocupó el cargo de Presidente de la República Árabe de Egipto, ejerciendo una dictadura que duró casi treinta años.
El comandante de la policía Noredin Mostafa y su tío el General de la policía Kammal Mostafa (Yasser Ali Maher), son corruptos, reciben dinero, entre otros beneficios pero todo se complica cuando muere una cantante y prostituta llamada Lalena (Rebecca Simonsson) en el lujoso Hotel Nile Hilton, esta llevaba en su cartera un ticket para retirar una fotos comprometedoras. Cuando se revelan esos negativos surgen una serie de situaciones complejas. Dicen que no existe crimen perfecto, pero hay una testigo de nombre Salwa (Mari Malek), mucama sudanesa del hotel y otros personajes que van surgiendo a medida que se desarrolla la historia.
Su narración está muy bien construida, toca varios temas: la red de mafias, el capitalismo, el saqueo a un país, muestra una población sumergida en la pobreza, la marginación, toda la corrupción en la clase política y policial.
Este es un policial negro y un thriller político fascinante, bastante entretenido, vemos habitantes de clase media baja, tensión en las calles, protesta de manifestantes, lugares nocturnos y una ciudad de El Cairo muy diferente a aquella que conocemos en su faz turística. La cinta resulta entretenida, se siente una constante amenaza, con buenos giros argumentales y por momentos decae un poco y se siente monótona.
Basado en hechos reales, acerca del asesinato de la cantante libanesa Suzanne Tamin, ocurrido en julio de 2008, y filmada en Marruecos. Fue considerada la mejor película internacional del Festival de Sundance 2017, además triunfó en Valladolid (donde se llevó la Espiga de Oro, y los premios ala mejor dirección y mejor guion), en los Guldbagge (los premios de la Academia sueca), donde ganó en las categorías de mejor película, actor, vestuario, sonido y diseño de producción.