Siempre, lo más complejo es encontrar un punto medio (si lo sabremos en este país) y no siempre un punto medio implica poca energía y deseo de intensidad en resolver las cosas; sí, tal vez, una mayor pericia emocional. Pero un punto medio tiene que tener, a la vez, consistencia formal. En el caso del film que nos ocupa la situación es confusa porque, al parecer, o al menos es lo que yo entiendo, el registro del excelente elenco (Cecilia Roth, Yanina Ávila, Miguel Ángel Solá, Sofía Gala Castiglione, entre otros) parece haber sido guiado a una emoción retraída, casi lavada, por parte de la dirección de Sebastián Schindel. Y es en ello donde parece que pierde fuerza un argumento sobre una realidad más que difícil y con tantos matices pero que, sin embargo, y por desgracia, y como tantas otras cuestiones de la vida social, escapan al estudio de la aplicación lógica. Lógica que resolvería muchas de ellas.