Ahora puedo ver.
Dirigida por Sebastián Schindel esta nueva entrega de Netflix abarca una historia real que a todos y todas les podría sonar muy conocida. No por el conocimiento del hecho histórico en sí, sino por cómo la película logra transparentar cómo la justicia muchísimas veces depende de cierta cantidad de dinero, algo que tristemente hemos aprendido como habitantes de este país. Y mucho dependerá el filme de estos conocimientos actuales -que no son novedad- para poder desarrollarse cómodamente en un ambiente que se pasea entre la incertidumbre y el horror.
Acá seguimos a Alicia (impresionante Cecilia Roth), una mujer de clase alta que junto a su marido (Miguel Ángel Solá) deberá afrontar la difícil situación de ver como su hijo Daniel (Benjamín Amadeo) está siendo acusado de violación. El mayor conflicto es que la demandante y la victima resulta ser ni más ni menos que su expareja, Marcela (Sofía Gala), quien tiempo atrás ya había obtenido una perimetral para mantener a Daniel lejos de pequeño hijo, nieto de Alicia. Es entonces como a partir de esta importante demanda, Alicia comienza un viaje íntimo en donde dejará muchísimas cosas de lado para obtener la libertad de su querido hijo. Pero a todo esto y con Daniel preventivamente en prisión, en la casa de Alicia ocurre una atrocidad: Gladys, la empleada domestica que convive con ellos, es acusada de homicidio.
Crímenes de familia es un thriller que logra con muy buenos resultados contar de forma atractiva y atrapante una historia que envuelve desde conflictos familiares hasta críticas sociales y políticas. Su manejo del hilo narrativo al no ser cronológico termina siendo toda una apuesta por parte del director que, sin lugar a dudas, funciona. Y es este desorden cronológico el cual inunda por momentos el film con auras misteriosas y de típico cine policial, pero sin caer en los reconocidos clichés de manual de policía bueno y policía malo. Acá la justicia hará su parte, pero a la vez todo dependerá del amor de madre; el cual por momentos no sabrá dónde ir.
Y es justamente esta originalidad en lo narrativo lo cual termina formando a esta película como una muy buena obra que lejos de quedarse en la comodidad, busca una nueva forma de contar; apoyándose en recursos como la censura sutil, los espacios en negros, las miradas cargadas de dolor (y también de perdón). El gigante Netflix ha dado en el blanco con esta producción argentina que rápidamente supo como escalonarse entre las más vistas; la diferencia es que esta vez, Crímenes de familia lo tiene bien merecido.