Ya desde el titulo está hecha la invitación para ver como se resuelven esos caso que parecen no tener explicación. En el guión de este thriller psicológico con elementos religiosos, escrito por Nora Leticia Sarti se ubica en el centro del escena a un detective robótico, minucioso, la encarnación de la razón. Pero el está abrumado por tres perdidas personales irreparables (una enfermedad le quitó a su hermana, un accidente automovilístico del que se siente culpable, a su mujer y a su hijo) y un con un caso que sacude sus convicciones. Quiere aliviar sus dolores personales con el trabajo pero tropieza con una joven monja que cree ser la culpable de tanta muerte, pero en sus sueños, como si sufriera una extraña posesión demoníaca. Con esos elementos el director Hernan Findling filma muy bien cada escena, con un muy buen equipo técnico y aprovecha los giros y sorpresas de la historia. Cuenta con un elenco donde Federico Bal se pone al hombro un personaje marcado como de movimientos mecánicos, un ser torturado con el que es difícil en principio tener alguna empatía, y cumple muy bien su labor. Algo similar ocurre con Sofía del Tuffo. Un entretenimiento intrincado que deleitara a los que amen los horrores y el policial oscuro.