Una historia sencilla
El vigésimo primer largometraje realizado por Cine con Vecinos se estrena oficialmente en el cine Gaumont de Buenos Aires. Contando con escasos recursos económicos y técnicos, Fabio Junco y Julio Midú crean un collage sobre la anodina vida de un grupo de mujeres empleadas en una fábrica del interior del país.
Historias en paralelo son desarrolladas con el formato de un film coral. Diversas mujeres de una ciudad en el interior de la Argentina que comparten un mismo trabajo van a ver modificadas sus vidas a partir de un hecho que movilizará su yo interno para sellarlas por siempre.
Los realizadores Junco y Mid, que ya habían estrenado en 2009 El último mandado, nos presentan un relato honesto a pesar de ciertos errores en la narrativa y en el modo en que el mismo es plasmado en pantalla.
Crisálidas (2009) podría considerarse un melodrama a pesar de tener muchos vicios tomados de la televisión y que por momentos remiten a una telenovela. En sí la estructura narrativa no está mal en su conjunto, pero en efecto se tendría que evitar el hecho de explicarlo todo con palabras. En cine hay situaciones que se dan por sobreentendidas y que desarrollarlas atentan contra el resultado final. Evitando el uso del off el relato sería mucho más fluido y de mayor impacto.
También se nota cierto abuso en la banda sonora para intensificar el dramatismo o para tapar silencios, que en mucho de los casos son necesarios. La música debe actuar en función de una necesidad y no como edulcorante o relleno. ¿Por qué llevar al espectador hacia el golpe bajo si se puede evitar?
Si se consolidaran ambos puntos y se pusiera un poco más de atención a ciertos aspectos narrativos que vuelven la historia demasiado previsible el film sería más conciso y redondo.
A pesar de lo negativo también debemos rescatar a Crisálidas desde lo positivo. Técnica y visualmente logra una estética suburbana que refleja, al traspasar la pantalla, la idiosincrasia del interior del país denotando cierto cuidado por parte de los realizadores para no perder el folklore del interior.
Un elenco conformado por actores no profesionales, residentes del lugar, demuestran sus dotes dramáticas para salir airosos ante los conflictivos personajes que les tocaron interpretar. Gracias a la espontaneidad y a la ausencia de vicios actorales que suelen llevar a la sobreactuación, dan origen a seres, que a pesar de sus miedos internos, hacen lo que pueden para buscar la felicidad.
Crisálidas no es un film perfecto, pero tampoco está hecho con grandes recursos. En momentos en los que cualquiera pone una cámara fija a la salida de un shopping para hacer una película y participar de cuanto festival indie haya, el proyecto de Cine con Vecinos de Saladillo merece ser rescatado y ponerle algunas fichas. Un grupo de gente que hace cine como puede y a los que les sale mucho mejor que a algunos que dicen hacer cine.