La trastienda de una guerra olvidada
Es impresionante la cantidad de mártires mexicanos que ha consagrado la Iglesia Católica. Hace poco santificó a una monja enfermera que atendía por igual a perseguidores y perseguidos, cuando proteger a estos últimos se pagaba con tortura y muerte. Lo curioso es que no fueron muertos por los indios durante la Conquista, sino por los propios mexicanos hace menos de un siglo, durante la llamada Guerra Cristera, cuando el gobierno progresista pretendió acabar con el clero impidiendo hasta las misas, lo que provocó un espantoso enfrentamiento entre revolucionarios y opositores.
Curiosamente, muy pocas veces el cine mexicano mencionó esta guerra, y cuando lo hizo fue generalmente con un tono anticlerical. Pero ahora, al contrario, vemos una superproducción enteramente mexicana cuyos héroes son los del ejército cristero. Y para mayor gloria de su causa y mejor suceso de boletería en su zona de influencia tiene al frente un gran elenco de estrellas hispano-hollywoodenses como Andy García y Eva Longoria, conducidas por Dean Wright, especialista en efectos especiales, sobre guión de Michael Love.
Así vemos variedad de tiroteos, cabalgatas, martirios y figuras históricas como el general Enrique Gorostieta, que recobró la fe durante la campaña, los mártires Anacleto González Flores y José Sánchez del Rio, torturado y muerto a los 13 años, el padre Reyes Vega, uno de los cinco curas que tomaron las armas en esa guerra, Victoriano Ramírez, alias El 14 por los soldados que enfrentó él solo, etcétera. Y aparece también, cartel francés, el embajador norteamericano Dwight Morrow.
Puede que en todo ese fárrago no se aprecie mucho el sentido espiritual ni el sentido político de tanta masacre, pero el sentido comercial queda clarito. La venta de armas, la protección de concesiones petroleras, y la intermediación posterior para terminar la guerra fueron misiones que Morrow cumplió admirablemente, y el film lo expone con dos buenos actores: Bruce Greenwood como el embajador y Rubén Blades como el presidente Plutarco Calles.
Para interesados, cabe citar tres títulos: "El fugitivo", de John Ford, con Henry Fonda como un cura huyendo de la policía (basado en "El poder y la gloria", de Graham Greene), "Miércoles de ceniza", de Roberto Gavaldón, con María Felix que pierde la fe al ser mancillada por un cura lascivo pero la recupera al conocer un digno sacerdote clandestino (Arturo de Córdova) y "Los últimos cristeros", de Matías Meyer, sobre una novela de Antonio Estrada que imagina cómo habrán sido los últimos días de su propio padre.