Crol: 1, 2, 3… ¡Al agua y que te lleve la corriente!
Crol, el Documental (2017), escrito y dirigido por Verónica Schneck, es de tinte poético y metafísico, e inscribe a la natación como el deporte que, por excelencia, define y une al hombre. Su visión establece al agua como el primer elemento con que uno se conecta desde su gestación en el útero, rodeado de líquido amniótico. A su vez, la define como espacio-tiempo que une todos los puntos del hemisferio. Este concepto territorial es el que atraviesa la premisa para rendir homenaje a los nadadores amateur que por primera vez desafiaron el río y, sin mayores pretensiones que sentir el goce de alcanzar la meta, dieron génesis al deporte cuya práctica popular hoy cuenta con varios estilos; el crol es uno de ellos. La analogía del título sumerge de lleno al espectador y lo invita a nadar durante 90 minutos en un claroscuro porque el Crol, intrínsecamente, contrapone su estilo de vida y práctica de nado en aguas abiertas al confort de la pileta; allí se enraízan sus diferencias corpóreas e ideológicas y, paulatinamente, se aleja del mito que define la natación como saludable. Schneck registra durante tres años un collage de material de archivo, entrevistas, grabaciones en VHS y filmaciones en Super 8mm para abordar el sacrificio que realizan los deportistas durante su práctica y los problemas óseos que les ocasiona cuando dejan de vivir como pez en el agua del río Coronda.
Schneck divide la narración en dos partes. Por un lado, como fenómeno social donde el río funciona metafóricamente como espejo y reflejo de historias de vida que enaltecen el rol de la mujer en las carreras de resistencia. Así, Schneck recorre desde la vida de Teresa Plans, apodada La Sirena Corondina, que cuenta desde el asilo como con 19 años logró el primer récord de tiempo en unir Córdoba-Santa Fe; rememora a Lilian Harrison, La Reina del Plata, que cruzó el Río de la Plata desde Colonia (Uruguay) a Punta Lara (Buenos Aires); y Pilar Geijo, que cuenta su actual experiencia como tetracampeona mundial del circuito Open Water. Estos relatos son ratificados por la historiadora Alcira Marioni como fuente testimonial autorizada que se une a la voz del pueblo para celebrar el origen de la famosa Maratón Acuática Coronda-SantaFe que unió las provincias. Así, reconstruye mediante flashbacks y planos en color blanco y negro el background partiendo retrospectivamente de un arco de nostalgia hacia un pasado mítico de la década del 50, donde también triunfaron como nadadores Eduardo “Tato” Pavlosky y el uruguayo Ramón Báez.
Por otro lado, la película enfatiza el deporte como un legado y una pasión que lleva intrínseca una arista popular y musical. Este cruce de formato, musicalizado por Gonzalo Gamallo, converge el nado con el recital teatral. En este sentido, Schneck hace foco en la metodología de la maratón: muestra cómo mientras los nadadores comienzan a nadar son acompañados por caravanas de barcos integrados por músicos que tocan al ritmo de sus patadas y brazadas para alentarlos durante el trayecto. Este compañerismo pueblerino se encastra al unísono con el collage de tomas estratégicas que abarcan desde planos detalle de gorros, antiparras y tempestades, hasta los puentes sobre el río desde donde el público aplaude a sus nadadores. En este marco, el relato deviene sensorial. No obstante la retroalimentación profundiza la soledad que, de otro modo, viven estos deportistas. Denota que nadar va más allá de lo físico: es un desafío psíquico. Pilar Geijo explica en una frase que “es lindo competir, pero es una experiencia autista. Sobra tiempo para pensar y ahí se establece un duelo diabólico entre lo físico y lo psíquico. Llega un momento que dejamos de ser y se convierte en diabólico porque acá el fracaso no existe en tu mente. Sabes que hay un 95% de probabilidad que suceda pero siempre vas por más”; a ella se suma el mensaje sórdido y genuino de Tato Pavlosky donde afirma que “en la vejez sufrís porque tu cuerpo cambia y no rendís igual”.
De este modo, Crol sumerge al espectador en el ecosistema de la carrera y su icónica Maratón Acuática Coronda-Santa Fe contagia el espíritu competitivo. Al mismo tiempo, su leitmotiv lo impregna de emociones: aquí no hay imposibles. La competición no impide la unión entre colegas; por el contrario: convierte esos espacios comunes en una fiesta que reúne personas con diferentes estilos y se encuentran para perseguir sus sueños hasta el cansancio, logrando vencer obstáculos. Si bien crol implica rapidez, la filosofía circundante del relato es llegar a la meta disfrutando los diversos procesos (largada, transcurso y llegada) para cumplir el sueño.