Ni la invencible institución del matrimonio ni la invención de prácticas amorosas recientes bajo el rótulo poliamortienen que ver con la pequeña historia separada por meses (y dos años) de Crónicas de un affair. La inteligencia sensible que permea la película es refractaria a la definición. Que un hombre casado se encuentre esporádicamente con una mujer separada y madre de dos hijos y disfruten del sexo, la conversación y el compañerismo puede estimular el juicio del moralista y la aprobación del libertario. No es la vía elegida por Emannuel Mouret, quien parece interesarse por la fluidez de la vida sentimental y elude explorar emociones abigarradas a merced de un pacto o una promesa. ¿Cómo filmar un sentimiento libre de atributos?