Disputas
Diego Rafecas había demostrado en Paco (2010) un notorio crecimiento como director respecto a sus trabajos anteriores. Cruzadas (2011) es un traspié que desemboca en una película demasiado básica, más allá de una idea de por sí atractiva.
Camila (Nacha Guevara) y Juana (Moria Casán) son hijas de un mismo padre, un magnate de los medios de comunicación. La segunda es la hija reconocida y futura heredera del imperio. La otra es futuro de un amorío casual y nunca llevó su apellido, pero a pesar de todo se las ingenió para armar su propia empresa y ser la reina de bailanta. El conflicto se desatará cuando el patriarca muera y ambas hermanas se disputen la millonaria herencia.
Cruzadas parte de una buena idea como es un conflicto familiar planteado desde los polos opuestos. Además cuenta con buenos actores y toca dos temas candentes como los monopolios periodísticos y el mundo de la bailanta. El problema surge cuando Rafecas no encuentra el tono adecuado para poder narrarla, llevando al film del absurdo al grotesco, del musical al thriller y de la comedia al drama, sin anclarse en ninguno. Todo termina en una extraña mezcla de géneros y estilos que convierten a Cruzadas en un híbrido que no hace reír ni tampoco llorar.
Actoralmente es donde alcanza su punto más álgido gracias al oficio de quienes son los encargados de llevar el hilo conductor. Tanto Nacha Guevara como Moria Casán y Enrique Pinti hacen lo que pueden con sus parlamentos chatos, aunque sin duda el gran hallazgo es Chachi Telesco como la hija inescrupulosa de Camila capaz de cualquier cosa por fama y dinero. También se destaca Claudio Rissi, Willy Lemos y Alejandra Majluf, quienes logran composiciones de personajes extremos que podrían haberse lucido más si la película se hubiera encuadrado en el absurdo, pero que así y todo salen airosos.
Cinematográficamente no se entiende el por qué del abuso de los planos y contraplanos, como tampoco los encuadres demasiados primarios y la falta de continuidad. A favor cuenta con un musical bastante divertido en el que los personajes bailan y cantan a pesar de que el resto de los musicales son demasiados elementales.
Es una pena que Cruzadas no encuentre dónde plantarse ni el rumbo a seguir ya que a pesar de los desaciertos, que no son pocos, la idea y el elenco no están mal. Aunque el rumbo sea incierto y el resultado una película fallida.