Cry Macho: a la búsqueda de un mundo perfecto, en un tiempo imperfecto
Se le suele adjudicar a una persona, sea en el ámbito de la política, en el social o el económico, el término reaccionario; ésto es cuando defiende valores ya no vigentes: que reacciona frente al cambio.
Un concepto que para algunos es anacrónico pero cierto es, que tiene origen en una particular visión del mundo, que obligaba a dividirlo entre progresistas y conservadores, una visión que ahora sabemos es sumamente reductiva. Del centro hacia la izquierda era progresista, es decir capaz de asumir un cambio y defender valores que suponían siempre un avance; y del centro hacia la derecha se defendían los valores del status quo establecido, de ahí el término conservadurismo. Vinculado a estos conceptos también tenemos el nombre de rock progresivo.
Hoy aparece una nueva categoría que todavía no se sabe bien qué es pero se autodenomina libertario. Ya hace como mínimo una década en EEUU era la fórmula que permitía salir del esquema Demócrata-Republicano, en el caso de Eastwood desde una perspectiva claramente neokantiana.
“El control es algo importante para Eastwood, cuya “lógica de vida” está profundamente entrelazada con su política “libertaria”, la cual plantea con una sonrisa irónica, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente piensa que el libertarismo es, en el mejor de los casos, poco realista y, en el peor, chiflado.
Clint Eastwood se registró como republicano en 1951 en apoyo de Eisenhower, a quien admiraba por su heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial y su promesa electoral de poner fin a la guerra en Corea. El breve mandato de Eastwood como alcalde de Carmel, la ciudad al sur de San Francisco donde vive, se basó, le dijo al New Yorker, en “hacer cosas por las personas que no pueden defenderse por sí mismas”. Desde entonces, dice, el partido republicano ha perdido el rumbo: no estaba a favor de ir a la guerra en Irak y le molesta el lado evangélico del partido. “Lo único en lo que John McCain y yo estuvimos realmente de acuerdo fue en que los republicanos habían perdido el rumbo porque perdieron su filosofía”. El núcleo de esa filosofía, dice, es que “las personas deben ser responsables de sí mismas y la responsabilidad fiscal es muy, muy importante”. Dice sobre la actual crisis económica: “El gran dicho de que si no prestas atención a la historia estás condenado a repetirla es bastante cierto. Más o menos cierto. Ahora lo estamos repitiendo. Obtienes lo que te mereces.
Para las elecciones, su esposa se inscribió como independiente, aunque, dice, ambos pensaron, “Obama parecía un buen tipo”. ¿Y Eastwood? “Me registré”, sonríe, “libertario”. “Me gustan las filosofías. El partido libertario no es nada y no tiene candidatos. Pero sí creo que si dejamos a todos en paz, dejamos de intentar pensar en formas de dirigir la vida de otra persona, tal vez estaríamos mejor. Puede que no sea práctico. Puede ser obsoleto, ese tipo de pensamiento.” Él mira a lo lejos: “Es algo así como me criaron”[1]
Para otros es lo que se llama nueva derecha y es una suerte de post-postmodernismo político, o sea vendría aser la superación de la dicotomía izquierda-derecha, mezcla de misticismo, desencanto y hegelianismo “a la carte”, una mezcla que resulta al gusto de cada uno, principalmente antisistema que en el fondo busca un sistema (totalitario) que le haga la miseria de la vida más soportable, uno de los teóricos más radicales de estas ideas es Alexandr Dugin (Moscú 1962).
El cine de Eastwood siempre tuvo ribetes confusos. En él se mezclan la idea de libertad, una suerte de búsqueda de un misticismo imposible, altruismo, pragmatismo, la denuncia del abuso del poder; una incondicional adhesión a la libertad individual se revelaba junto al neokantismo explícito (hay que someterse a la ley) en este sentido siempre caminó en una cornisa moral, lo que algunos críticos llamaron western revisionista.
La marca de la horca (Hang ’em high, Ted Post, EEUU, 1968) es un buen ejemplo del conflicto entre libertad y ley moral, o El seductor (The Beguiled, Don Siegel, EEUU, 1971) donde el héroe es un ex soldado del estandarizado maldito sur o la saga de Harry el sucio (Dirty Harry, Don Siegel, EEUU, 1971) en medio de los reclamos de los grupos de derechos civiles por la brutalidad policíaca y acusado por el movimiento feminista de dar rienda suelta a la violencia machista, incluso fascista, mostraba un policía que usaba con aparente goce su gigantesca Smith & Wesson Modelo 29 (con cartuchos 44 Magnum en los EEUU), paradójicamente aún siendo republicano, aboga por el control de armas, como también apoya la Enmienda de Igualdad de Derechos que contempla el derecho al aborto no punible y el matrimonio homosexual. Parece más un provocador que un activista de derechas.
La revisión del film, antes mencionado, ya icónico, tanto por la historia como por el director, Don Siegel (Donald Siegel, 1912–1991, EEUU) que había filmado entre otros La invasión de los ladrones de cuerpos (Iinvasion of the body snatchers, EEUU, 1956) clásico film de la guerra fría que hoy resiste ser vista bajo otras ópticas. Si a simple vista, Harry el sucio era un catálogo de prejuicios de clase media blanca, con elementos fuertemente sexistas, hoy se presenta casi como una parodia.
Quizás sus comienzos, de los cuales nunca renegó, de la mano de Sergio Leone, uno de los directores italianos que supo llevar, a la manera de un Eurípides, el problema social al western, fijó un conjunto de ideas e imágenes que Eastwood va a trabajar de película en película, entre ellas la búsqueda de un mundo perfecto, en un tiempo imperfecto.
Cry Macho no escapa a la regla. Parece llevarnos por suelo llano. Sin embargo, y como él mismo film lo metaforiza, los caminos no siempre son buenos, incluso pueden estar llenos de baches que terminan por romper el vehículo. En el camino siempre hay ladrones y matones, pero la providencia ayuda, paradójicamente. Eastwood es ateo, parecería de aquellos ateos que fervientemente quisieran creer en un dios bondadoso, que finalmente ponga orden en este caos. Si los caballos no se podían robar, parece que los coches sí. Un coche que no tiene nombre, objeto de uso que se usa y se tira. En Cry Macho el constante cambio de vehículo parece indicar eso. Sí en el Jinete pálido el llegaba a su pueblo a caballo ahora llega en un destartalado automóvil robado.
Una hipótesis es una hipótesis, querer que todo se explique y que cada cosa tenga su lugar, que no haya caprichos o inefables es el sueño de la filosofía analítica y concordantemente los que inventaron la denominación Modo de Representación Institucional. Göedel demostró lo contrario, por qué habría que pedírselo a una obra de arte.
Si este programa fuese posible, la afirmación de que el arte es la forma finita del infinito, sería verdadera. Que más quisiera uno que así sea, sin embargo la finitud del infinito es una percepción epocal, y como su nombre lo indica, el film de Eastwood ya está en los albores de otra época, hace tiempo ya, que viene alertando que las categorías sobre las que él fundó su cine están muertas.
El viejo Clint debe pagar una deuda, las deudas se deben pagar, una afirmación tan cierta como falsa, pero que él toma al pie de la letra. Toda su obra está construida en la idea de una suerte de contrato moral (individual , por eso el kantismo) lo que se toma se devuelve; “la vida es un toma y daca”. Pero hay deudas y deudas, de cuáles habla ¿de las de la vida en general, la de los bancos, las contraídas en el covid?
El dice que está pagando una deuda por haber sido mantenido con vida .Gastó su vida en la caída del caballo, la muerte de su mujer e hija, es un corolario; el alcohol y los analgésicos son la anestesia que le permitió mantener la vida, ahora, ya consciente de que está muerto debe hacer algo (pagar la deuda) para poder morir definitivamente, a uno se le presenta las diferentes crisis de los EEUU. ¿Habrá llegado la hora de pagar la fiesta americana? Sabemos por palabras de Eastwood que siempre fue anti belicista y se opuso a las intervenciones de Irak y Afganistán.
Lo que hace problemático al film es el uso de México en relación a EEUU y que, a diferencia de las noticias, muestra una frontera fría que no tiene ningún tipo de control, aunque también se puede entender que México es un lugar donde todavía hay historias, vida y muerte, de categoría políticamente incorrectas pero un lugar donde todavía se puede encontrar el amor, un lugar perfecto para vivir, el ranchero del otro lado, con su sobretodo largo parece mas la representación evangelista de un ángel, habrá cielo y habrá infierno, habrá libertad? O todo es apariencia, el ángel es mentiroso y la libertad cobra deudas.
Clint hace tiempo que está muerto. Debía haber muerto cuando cayó del caballo, el resto es anécdota; un ser infernal, un demonio lo mantiene con vida para finalmente en algún momento cobrarle el favor, favor que en nuestra historia es el supuesto rescate (secuestro) a su hijo del otro infierno para poder negociar con su madre unos bienes que comparten, no hay paraiso.
La madre, (Lilith) , con su cohorte de pequeños demonios mexicanos (al mejor estilo Rey León), vive una suerte de fiesta eterna, de porches, tóxicos y abusos sexuales (por eso es Lilith), fiesta en la que ofrece sacrificialmente al hijo de ambos (ranchero) a los abusivos demonios invitados, (¿por qué no sería abusivo un demonio?) el joven héroe se refugia en lo que puede y es la riña de gallos, se pierde en la idea de un supuesto rey Gallo, Macho el Rey de todos los Gallos.
El film también tiene más que una afinidad con Más corazón que odio (The Searchers, John Ford, EEUU, 1956).
Podría hacer una larga lista de analogías que debiera justificar y esta pelicula, como bien dice el título, ya no es clásica, ya no se puede hacer paralelismos uno a uno, no se puede decir “esto es esto, por tal razón”. El autor lo dice cuando le advierte a su pasajero que no use más el término macho, que los machos están todos muertos y que el concepto es un concepto perimido, de idiotas que se dejan matar por estupideces ¿los soldados que van cantando a la muerte?
De la misma manera se podría decir que la cantinera es una re lectura de la cervecera del cantar de Gilgamesh. No hay paraíso, no hay eternidad, hay que aceptar el llamado de la muerte cuando ésta llama, esta puede ser buena o mala, de cada uno depende.
El film está lleno de aparentes contradicciones a primera vista. Desde cierto punto de vista es reaccionario el uso de México y la frontera, pero también es cierto que Eastwood, por lo menos en la pantalla, y de lo que él se sabe en la vida privada, tiene un amor y respeto infinitos por la cultura mexicana, por los latinos, solo hay que recordar Deuda de sangre (Blood Work, Clint Eastwood, EEUU 2002) donde, antes de la ola verde, hace alusión a la Triple Diosa, aquí como una latina, una afrodescendiente y una blanca wasp.
El origen de la crianza de la gallina, no es por su calidad culinaria, aunque él amenaza a comerlo y de hecho hace pollo frito, sino como animal de riña, rituales con o sin sacrificio, las más antiguas datos que se tienen es de +- 3200 ac en India.
Al parecer el ave entró dos veces al continente americano, primero por polinesia (hipótesis) [2], y después a través de la conquista española, Macho es un gallo español. Si bien en 1717, a pedido del clero se prohibió en México la riña de gallos por sangrienta, causar alborotos y fomentar el uso de alcohol[3], pocos años después, en 1726, “las peleas de gallo se convirtieron en monopolio de la Corona, que concedió “asientos” o autorizaciones a determinadas personas para realizarlas, imponiendoles tasas y regulaciones. La expedición de Alejandro Malaspina, que estuvo en Acapulco en 1791, dejó testimonio del gusto por las peleas de gallos en ese puerto, al asentar que era tanta la afición, que el gallo era como un mueble que nunca faltaba en casa alguna, en donde siempre se le hallaba atado a una estaca”[4].
Actualmente en el único lugar donde están prohibidas es en el distrito federal, en Sonora, en Coahuila desde el 11 de septiembre de 2012 y en Veracruz desde el 6 de noviembre de 2018, siendo un problema porque como vimos la riña de gallos es parte de la cultura popular. En EEUU el último de los estados en donde se prohibió la misma fue en el estado de Louisiana en el año 2008.
Parecería que Eastwood remite con el nombre macho y la riña de gallos a cuestiones distintas, que resultan coincidentes en nuestra historia: la de la denominación Macho, tan usada en latinoamérica, pero también a un juego entre la construcción imaginaria del protagonista que frente a ser abusado se repite como mantra que su gallo es bien macho, pareciendo dejar traslucir en el guión la idea de una masculinidad sobreactuada construida a traves del abuso. Esto expone la idea de que macho es quien se la aguanta, ¿aguantar qué? Aguantar el abuso.
Cuando el viejo Clint le dice que no use más el adjetivo y le da sus razones, evita lo que sabe y lo que lo moviliza. Por un lado evita el acto confesional propio de la cultura norteamericana, pero también convierte el viaje en un viaje de sanación donde el gallo es un objeto transicional.
Como dice Bernard Benoliel (Francia, 1965) en Cahiers du cinema:
“¿Qué ha salido mal? ¿Por qué? ¿Cuándo ha sido ese fracaso?¿En qué momento de lahistoria EEUU si inclinaron hacia un ideal de la violencia?(o acaso la violencia era su verdadero ideal) ¿fue en Oklahoma ese 16 de septiembre de 1893 con la violación de las tierras sagradas? ¿o acaso en 1637 el dia en que un barco el Desire, con bandera estadounidense inició la trata de negros y el esclavismo; y durante dos siglos , de diez a quince millones de personas fueron trasladadas al nuevo mundo y reducidas a ser fuerza de trabajo hasta morir ¿o es que fue necesaria la matanza “fundacional” de los indios para iniciar la conquista del Oeste” O bien…¿fué el 22 de noviembre de 1963 en Dallas cuando le dispararon a la cabeza de Kennedy cuando Estados Unidos se cayeron del tren de su historia? ¿Fue ese dia cuando la misión soñada de ese país a medio camino entre la filosofía y a libertad, destino manifiesto y la búsqueda de la felicidad se volvió una misión imposible?”(Cahiers du cinema, especial Clint Eastwood Pg 53), el Gallo quizás represente todo esto.
Y cumpliendo las palabras del “Jinete palido”, vuelve a la comunidad perfecta, ya no a caballo sino en un coche ahora “expropiado”. Un bolero suena, aunque suena acusmática, aunque sabemos que proviene de la rockola reparada y entre las luces crepuscular que se cuelan por la ventan, baila finalmente en los brazos de la cantinera; también la cervecera de Gilgamesh, para finalmente descansar en su mundo perfecto, que no necesita de hombres perfectos,
[1] Emma Brockes “Emma Brockes meets Clint Eastwood on of the last American Heroes, to talk about films politics and agenig Film” The Guardian 22 de Julio de 2013
[2] Alcalde, José Antonio, Orígenes de la gallina araucana: ¿Europea, Asiática o Polinesia?, Universidad Católica de Chile .
[3] la publicación de la prohibición en Taxco y se conserva en la caja 1 de la sección colonial de su Archivo Municipal.
[4] Por María Teresa Pavía Miller y Mercedes García Zapoteco, Proyecto en Antropología e Historia del Norte de Guerrero