Clint Eastwood con un sombrero de cowboy.
La imagen del póster remueve un montón de sentimientos por toda la historia que representa y en un punto explica por qué se disfruta tanto una película que de haber tenido otro protagonista hubiera pasado completamente desapercibida.
Cry Macho no quedará en el recuerdo ente las mejores obras de Eastwood pero nos ofrece la enorme oportunidad de disfrutarlo una vez más en una sala de cine y ese simple hecho ya justifica el precio de la entrada.
Este proyecto que se concibió a mediados de los años ´70 pasó por diversos estudios de Hollywood y se postergó en numerosas ocasiones.
La trama está basada en la novela homónima del autor N. Richard Nash, quien se hizo famoso por la obra de teatro The Rainmaker, cuya adaptación en la pantalla grande protagonizaron Burt Lancaster y Katherine Hepburn, en 1956.
La gran paradoja de este caso es que Nash originalmente concibió a Cry Macho como un guión cinematográfico y no se lo pudo vender a ninguna compañía. Recién cuando lo publicó en formato de novela consiguió la atención de los estudios y Lancaster fue el primer actor que se vinculó con el film. Luego no se concretó y lo retomó Eastwood a fines de los ´80, sin embargo la película se pospuso durante muchos años debido a que el cineasta siempre estaba ocupado con otras producciones.
El argumento combina elementos del neo western con el coming of age y las temáticas asociadas a estos relatos que van desde la redención y las segundas oportunidades a los conflictos que genera la transición de la infancia a la madurez.
La relación entre los dos personajes principales que presentaba el trailer evocaba cierto recuerdo de Gran Torino pero en realidad son dos propuestas muy diferentes.
En esta oportunidad Eastwood juega con temáticas tradicionales del western pero no está interesado en la violencia y sorprende con un film más sentimental de lo esperado, donde también hay espacio para el humor.
No esperen encontrar tampoco una mirada revisionista de la masculinidad porque Clint evade la prédica del comentario social. Hay una escena en particular que presenta una alusión al tema pero el argumento no resalta esta cuestión con la narrativa del Hollywood actual, donde el mensaje se expresa con una topadora.
Esta producción tal vez tiene la desventaja de ofrecer una historia que se siente un poco anticuada y cuenta además con numerosos antecedentes similares.
Algunas situaciones inverosímiles relacionadas con un villano tampoco terminan de convencer y pese a todo el espectáculo resulta muy ameno por la interpretación cálida que ofrece Eastwood.
Mike Milo es probablemente el personaje más simpático que encarnó desde Space Cowboys, estrenada en el 2000. Clint se carga el peso del film en sus hombros y construye una dupla atractiva junto a Eduardo Minett, el chico que lo acompaña en este relato con quien tiene muy buenos momentos.
En resumen, Cry Macho es obra modesta y sentimental que no decepcionará a los fans del cineasta, quien a sus 91 años decidió seguir gestando proyectos hasta que la salud se lo permita.
Por eso hay que disfrutarlo mientras lo tenemos vigente, aunque su nuevo film no se encuentre en la misma categoría que sus producciones más importantes.