Una vez más, el inoxidable Clint, el vasto desierto y los salvajes caballos. Eastwood encarna a un viejo vaquero -y antiguo campeón de rodeo- de Texas que, hacia fines de 1970, se ve en la obligación de devolverle un favor a su jefe. En lo que parecería ser una tarea sencilla, cruza la frontera a México a buscar al hijo de éste que se encuentra bajo la tutela de su madre.
La película pareciera ir de menor a mayor, aunque en ningún momento llegue a alcanzar el nivel de tensión a la que nos había acostumbrado Eastwood a lo largo de su filmografía. La historia se desarrolla sin demasiados problemas narrativos, con una dirección impecable que no deja de engrandecer cada secuencia. Sin dudas, los peores momentos de la película se dan en la visita a la madre mexicana, con su estereotipada caracterización telenovelesca que entorpece la calidad del producto y hasta parece ridículo.
Después de ese momento, Clint nos muestra su mejor versión en una enternecedora buddy movie de un anciano y un adolescente. A lo largo de su recorrido cerca de la frontera, se encuentran con distintos personajes que aportan mucho sentido a la trama y a la misma construcción de los protagonistas. Ya sin tantos vaivenes, el film se afianza a medida que transcurren los minutos, aunque, como ya hemos mencionado, quizá pueda pecar por ser demasiado sencilla, pero no por eso habría que rebajarla. El director busca una película nostálgica, de las que ya no se hacen, y cumple.
Cada plano y pieza musical están en concordancia durante todo el metraje, con un montaje fluido en el que se nota que, aunque tenga sus años, el director nunca perdió su pulso para contar una historia en la pantalla. Las actuaciones son convincentes y el mismo Clint es el que mejor ocupa su rol, regalando dos o tres escenas que, aunque chiquitas, penetran en el corazón de la audiencia.
Cry Macho es lo que se propone, es lo que el título nos advierte. Una película correcta que, si bien flaquea en alguna que otra secuencia del comienzo, retoma su andar en la pequeña amistad y esa necesidad de re-encontrarse del anciano y el joven. Ojalá que Clint nos siga regalando más de lo suyo.
Puntuación: 6,5/10
Por Manuel Otero