Marcos es un artista de 65 años que nunca ha podido exhibir sus pinturas. Trabaja en una gasolinera y tiene pensamientos amargos acerca del destino. Un día Luis, un joven ladrón de 13 años, entra en su casa creyéndola deshabitada. Luis es el único testigo de la obra de Marcos. Entre ambos surge una extraña amistad que les da nuevas respuestas acerca del arte y la vida.