Laura asiste a los últimos momentos de vida de Fredo, su padre del corazón, postrado en la cama de una clínica. Ya no hay nada por hacer. Entre las pertenencias de Fredo hay una carta dirigida a ella. En esa carta, Laura encuentra un secreto. Y un recuerdo. El de un viaje que ambos hicieron juntos a España, más precisamente al País Vasco. Viaje que ambos realizaron por diferentes motivos.
Laura, porque recibe una llamada donde le informan que hallaron un cuerpo enterrado en un bosque, que ese cuerpo tenía un orificio de bala y que ese era su padre biológico, Félix, aquel que creían las había abandonado a su madre y a ella hace ya varios años. Félix fue asesinado. Fredo viaja para cumplir una promesa: la de enterrar las cenizas de la madre de Laura en la tierra que la vio nacer.
Entonces todo cambia en el pasado de Laura que de alguna manera se vuelve presente, en el contacto con los hermanos de su padre, en los lugares que alguna vez Félix recorrió. Laura vino a la Argentina siendo una pequeña, la trajo su madre tratando de alejarse de la vergüenza y también, de la pobreza, allí en su pueblo natal. Y ahora regresa para saber quÉ pasó y lo que encuentra es un entramado de suspicacias familiares, pueblerinas, y de la política de entonces, aquella que enfrentaba a la dictadura de franco con una ETA en desarrollo.
Reciben el apoyo de Javier, un agente de seguros gentil e interesado en Laura, conocedor del territorio y de su gente. Laura descubrirá que lo sucedido fue muy distinto a lo que ella conocía, se amigará con la memoria de su padre y también descubrirá el amor.
El film está construido con eficacia de recursos narrativos y en clave de policial, con buenas actuaciones y una fotografía que da protagonismo a un ambiente umbrío en ese pueblito del País Vasco.