Su narración mezcla thriller, suspenso, drama y romance, la historia va y viene casi todo el tiempo a través del flashback (desde 2002 a 1968), así se van descubriendo muchas situaciones de un pasado tormentoso del padre de la protagonista, salen a la luz hasta los secretos mejor guardados, donde va jugando un rol interesante su ambientación y fotografía. Cuenta con la prolija actuación de Eduardo Blanco y en el caso del resto del elenco las participaciones oscilan entre correctas y desparejas, cayendo en algunos clichés y tornándose bastante previsibles y poco creíbles. Finalmente el film logra su propuesta y entretiene.