Nueva entrega de la saga de estas mujeres que a partir de la lectura conformaron un universo de amor y amistad por más de 50 años. Cambiando de escenario, con Italia como decorado y tema, cada una brilla con humor y entretenimiento en cada participación. Simple y efectiva.
Hace cinco años pasó por la cartelera comercial Cuando ellas quieren, que mezclaba toques de romance con los tópicos habituales de las “comedias geriátricas”, esas películas centradas en personajes veteranos que, liberados de las responsabilidades familiares y laborales, se disponen a hacer todo aquello que nunca pudieron. En el caso de las cuatro protagonistas de aquella película, el tema era cómo encender el deseo sexual, una inquietud surgida luego de compartir sus opiniones sobre la saga Cincuenta sombras... en la reunión mensual que organizaban para comentar libros de todo tipo. La secuela arranca con ellas sin poder encontrarse, dado que la pandemia ha cortado toda posibilidad. Una vez que la COVID-19 retrocede y permite retomar algo parecido a una rutina social, Diane (Diane Keaton), Carol (Mary Steenburgen), Vivian (Jane Fonda) y Sharon (Candice Bergen) deciden que ya es hora de poner en marcha un viejo sueño comunitario tomándose unas buenas vacaciones en Italia. Dado que las chicas tienen una posición económica envidiable, que nadie espere hostels con baño compartido ni comida callejera. Todo aquí es de un lujo abrumador, y nada puede aguar el descanso. Si hasta el robo de las valijas es una situación que pasa como si nada; total, pueden comprarse un nuevo guardarropa entero. La película acompaña a esas mujeres durante un viaje de ensueño en el que no faltarán comidas dignas de una última cena, visitas a lugares históricos, amantes ocasionales y diversos pasatiempos turísticos. De allí, entonces, que el film prodigue planos aéreos dignos de la publicidad de alguna aerolínea. En medio de todo eso se desarrolla una trama muy endeble que se centra principlamente en Vivian, quien siempre se ha vanagloriado de su soltería, pero ahora está enamorada de un viejo amor de la juventud. El resultado es una feel good movie apolillada que se olvida poco después de salir de sala.
En 2018 se estrenó Cuando ellas quieren, una historia sobre cuatro amigas que compartían amistad y un club de lectura desde hacía más de 30 años. Pese a sus diferentes profesiones y estados civiles, a sus sesenta y pico encontraban en la intriga sexual de la novela erótica 50 sombras de Grey –por entonces en su pico de popularidad- el perfecto disparador para interrogarse sobre el deseo y el amor en tiempos de madurez. Las protagonistas eran Jane Fonda, Diane Keaton, Mary Steenburgen y Candice Bergen, estrellas que al pasar los 60 apenas si conseguían roles que no fueran el de una anciana matriarca o una simpática abuelita. La astuta jugada del productor Bill Holderman, devenido en director, consistía en imaginar esa fraternidad femenina como un terreno fértil de complicidades, de un humor nada original pero efectivo, y de sendas historias de amor que rezumaban la chispa de una segunda oportunidad. Cinco años después llegó la secuela. El preámbulo de Cuando ellas quieren más explica ese largo hiato en una sesión de Zoom que rememora el encierro de la pandemia e instala la urgencia del reencuentro. El disparador ya no es aquel best seller casi olvidado de E.L James sino el inminente casamiento de Vivian (Jane Fonda), la independiente administradora de hoteles que después de toda una vida ha decidido darle el sí a Arthur (Don Johnson), su viejo amor de la adolescencia ¿Y qué mejor manera de despedirse de tan custodiada soltería que con un viaje por la Toscana a puro prosecco y canciones románticas? El plan surge de la nostalgia de Carol (Steerburgen) quien tras el cierre de su restaurante y el hallazgo de un viejo diario imagina un viaje por Italia como celebración del futuro arrebatado a la pandemia junto a sus amigas. Sharon (Bergen) y Diane (Keaton) completan el grupo y evocan aquel gesto cómplice de El club de las divorciadas, hit de los 90 que amalgamaba vendetta y musical, en este caso reimaginado bajo un tono más amable de disfrute y reconciliación, donde viejos amantes serán nuevos esposos y los canales de Venecia traerán las mieles de un tiempo recobrado. Es previsible que, en este tipo de narrativas, Italia nunca se eleve de la postal y resulte apenas un mero decorado para brindis, bailes y algunos devaneos sexuales. Pero lo imperdonable es que Holderman no haya explorado algún resquicio de ese inmenso universo alrededor de sus personajes, más allá de plantarlas frente a los paisajes de la Toscana con una luz plana y sin matices, en planos que revelan una singular desconexión del entorno, amontonando tropiezos que terminan por ahogar la genuina química entre las actrices.
Es curioso como Hollywood intenta aggiornar las películas que tienen como principal destinatario un público adulto, comedias como Cuando ellas quieren más, con un elenco de estrellas de otras épocas, y de las que los más jóvenes, tal vez, en una de ésas, solo reconozcan a Mary Steenburgen, porque estaba en la tercera de Volver al futuro. Lo de renovar o innovar no pasa aquí por la manera de narrar o los planos, sino por los diálogos que les hacen decir a las cuatro mujeres protagonistas, cargados con un doble sentido explícito la mayoría de las veces. Qué risa. Esta es la secuela de Cuando ellas quieren. Y si en la primera todas habían pasado los 60 -y éramos generosos-, ahora tienen achaques de todo tipo. Siguen siendo las mismas amigas que desde hace 45 años se reunían una vez al mes a discutir y conversar sobre el libro que una proponía, y las otras también leían. Son Diane (Diane Keaton), Vivian (Jane Fonda), Sharon (Candice Bergen) y Carol (Mary Steenburgen), interpretadas por ganadoras del Oscar o candidatas al premio de la Academia, no precisamente por estas películas. Cuatro amigas en pandemia Cuando ellas quieren (The Book Club) estrenó en 2018, y las cuatro amigas recibían algo así como un pequeño cimbronazo cuando, en su club de lectura, abordaban 50 sombras de Grey. No empieza mal la película, cuando muestra a las cuatro manteniendo la costumbre de la lectura, pero en épocas de pandemia por el coronavirus. Cada una encerrada en su casa -lujosa, claro- charlando por Zoom. Si hubieran seguido por Zoom, tal vez, no solo se hubieran ahorrado unos cuantos millones de dólares de producción, de pasajes a Italia y más, y vaya uno a saber en qué hubiera terminado Cuando ellas quieren más. Porque desde el lado de la platea uno no quiere más, aproximadamente a la media hora de la proyección. Pero algo tiene que ocurrir, y ese algo le pasa a Vivian, quien cuando finalmente pueden encontrarse en persona, muestra el anillo de compromiso que le regaló Arthur (Don Johnson). Y como el cuarteto se debía un viaje a Italia, organizan una suerte de despedida de soltera con un recorrido que las llevara de la ciudad de Roma a Venecia hasta llegar a la Toscana. De nuevo es Diane (Diane Keaton) quien lleva la voz del relato. No se la ve en los primeros planos, pero su voz es reconocible. Salvo que elijan, o compren entradas sin saber, una función de las dobladas al castellano, y ahí sí, mejor que hayan leído esta crítica porque no van a saber quién habla en off. Bill Holderman, que como director solo había realizado la película original, Cuando ellas quieren, volvió a escribir el guion con Erin Simms, y si antes eran poco graciosos, el tiempo no los ha mejorado. Por allí deambulan los caballeros del reparto, que además de Don Johnson, incluyen a un Giancarlo Giannini ochentoso -bueno, viajan a Italia- en un pobre papel de policía, Craig T. Nelson (de Poltergeist) y Andy García, que recordarán era la pareja de Diane Keaton en la primera. Y hace 30 años era su sobrino, en El Padrino III. Todo tiempo pasado, a veces, sí fue mejor.
Una máxima dice “Segundas partes nunca fueron buenas”, con honradas excepciones, esto se cumple. Pero que sucede si la segunda parte tiene como antecesora una película muy mediocre, una comedia desperdiciada. Pues la primera no pasaba de intentar ser una versión recatada y anciana de “Sex and The City”, sin lograrlo. Solo la valía del cuarteto protagonista. Tan es así que hasta que no vi que su titulo original era “Book Club, The next Charpter” o sea el próximo capitulo, ni recordaba el anterior. El filme abre informando que se mantuvo casi intacto el club de lectura, la pantalla dividida en cuatro para exhibir a las amigas, nos llevan a través de sus propias experiencias con la pandemia de COVID-19, la famosa cuarentena que incluye al encierro forzado y una cantidad impresionante de reuniones de Zoom. De humor, nada. Vivian (Jane Fonda) esta junto a Arthur (Don Johnson) el mismo amante de la primera película
Cuando ellas quieren más" es la esperada segunda parte de la exitosa "Book Club" de 2018, una comedia que trata sobre la amistad de cuatro mujeres en la tercera edad. Sin embargo, a diferencia de su predecesora, esta película resulta ser una decepción en términos de comedia. La historia comienza durante la pandemia, cuando las amigas solo podían reunirse a través de Zoom. Cuando las restricciones se levantan, Vivian (interpretada por Jane Fonda) sorprende a sus amigas Diane (Diane Keaton), Carol (Mary Steenburgen) y Sharon (Candice Bergen) con la noticia de su inminente matrimonio con Arthur (Don Johnson). Esta noticia desencadena la idea de realizar un viaje a Italia como despedida de soltera de Vivian, donde las cosas no saldrán como lo esperaban, enfrentando aventuras tanto placenteras como incómodas. A pesar de contar con excelentes paisajes y un elenco de lujo, el film se ve limitado por un guion plagado de clichés y chistes malos. Las bromas no logran generar risas genuinas y todo se siente algo forzado. Un punto a favor es que la película reivindica la importancia de la amistad. El experimentado Andy Garcia interpreta a Mitchell, el novio de Diane, mientras que Craig T. Nelson da vida a Bruce, el esposo de Carol. Todo el cast aporta su talento, pero no alcanza para salvar la historia, que no cumple con las expectativas al contar con semejantes celebridades. En resumen, "Cuando ellas quieren más" presenta una oportunidad perdida para continuar la historia de estas cuatro mujeres carismáticas. Aunque se agradece la intención de escribir roles para actores maduros, la película no logra aprovechar su potencial. Si bien hay momentos agradables, los clichés y las bromas fallidas pesan más en la experiencia general.
Bill Holderman dirige “Cuando Ellas Quieren Más” (“The Book Club: Next Chapter”), secuela del film estrenado en 2018. Un cuarteto de otrora grandes estrellas que cuentan hoy con más de setenta años (Diane Keaton, Jane Fonda, Mary Steenburgen y Candice Bergen), vienen a querer decirnos que la presunción habitual de Hollywood de que las mujeres de cierta edad no son de taquilla ni escasean buenos roles escritos a su honra es errónea. Nada más alejado: jugando a rejuvenecer y recuperar la libido extraviada lucen francamente patéticas y previsibles. No alcanza con portar un apellido de leyenda, si el producto carece de ideas de base. No se trata de ser inclusivo con adultos mayores y brindar una bienvenida opción a la cartelera. No existe pecado más grande que pretender glorificar a viejas musas del séptimo arte atrapadas en un túnel del tiempo. Porque no tienen tiempo que perder en ser defenestradas. La nula capacidad del realizador se hace notar a leguas de distancia, ineficaz en sostener una narrativa que se evapora ni bien vemos el trailer. Un molde de recursos y gags prefabricados reproduce una flojísima comedia de situación escasa en originalidad y frescura. Rumbo a paisajes italianos, sintetizados tras insípidas postales, parte el cuarteto amistoso…porque la aventura ya no puede postergarse. A veces es una cuestión de edad, otras de temperamento. Aquí prima el aburrimiento y brilla por su ausencia el buen gusto, la lectura del libro favorito era solo un pretexto. Boquiabiertos nos deja preguntarnos que lleva a actores de la talla de Andy García, Don Johnson o Giancarlo Giannini a hacer el ridículo en propuestas como estas. No, ya no queremos más…
La continuación de Cuando ellas quieren (Book Club, 2018), traducida equívocamente una vez más al español, mantiene tanto al director Bill Holderman, como a su coguionista Erin Simms, lo cual resulta evidente, puesto que prácticamente replica la estructura narrativa y el sistema de personajes de su predecesora. Al igual que la primera parte, Cuando ellas quieren más (Book Club: The Next Chapter, 2023) comienza con un racconto que sintetiza que ha ocurrido en la vida de cada una de las cuatro mujeres -Vivian (Jane Fonda), Diane (Diane Keaton), Sharon (Candice Bergen), Carol (Mary Steenburgen)- justo después de donde había finalizado el largometraje del 2018. Luego de la secuencia de condensación para ubicar al público, llegamos al presente del relato. Vivian se ha comprometido con Arthur (Don Johnson), Diane sigue en pareja con Mitchell (Andy García), Carol continúa casada con Bruce (Craig T. Nelson), quien se recupera de un infarto. Por otro lado, Sharon sigue experimentando la sexualidad en su soltería y acaba de jubilarse. Mientras la primera entrega hacía referencia al primer libro de su club de lectura, la novela Fearof Flying (1973, Erica Jong) -la cual fue famosa por su controversial retrato sobre la sexualidad femenina, vital en el desarrollo de la segunda ola feminista-, esta secuela inicia con una cita al libro El Alquimista de Paulo Coelho, cuya relación intertextual continuará durante toda la película. Mientras cada una de ellas intenta adaptarse a los desafíos que les propone esta nueva etapa de su vida, en una de sus reuniones encuentran una libreta en la cual habían planeado, pero no concretado un viaje a Italia. En consecuencia, acorde con las ideas planteadas por Coelho en su libro, buscarán señales del destino para abolir las excusas y realizar el viaje pendiente porque “cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.” A continuación, alternando la comedia de enredos (screwball comedy) con la comedia romántica, estas cuatro amigas que rondan los 70 años de edad, se aventurarán por distintas ciudades italianas, aceptando nuevos desafíos. Resulta pertinente destacar allí la sorpresiva participación de Giancarlo Giannini (a sus 80 años), la estrella del cine italiano e internacional. La película no es solo sobre las relaciones de pareja, sino principalmente sobre la amistad entre las protagonistas, que han alimentado ese vínculo durante 50 años. Al respecto, es muy acertado y genuino que, tanto en la película anterior como en la presente, se escenifique un momento clave, en que las cuatro amigas se sinceran entre sí y se “cantan” las verdades, ayudando a la anagnórisis (reconocimiento, revelación) que permitirá la resolución del conflicto que atraviesa cada una de ellas. En cuanto a las actuaciones, continúa vigente la buena química entre todas, logrando componer un vínculo creíble y empático. Crítica de “Cuando ellas quieren más”, comedia con Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen y Mary Steenburgen CRÍTICAS Denise Pieniazek Por Denise Pieniazek Viernes 12 de mayo de 2023 La continuación de Cuando ellas quieren (Book Club, 2018), traducida equívocamente una vez más al español, mantiene tanto al director Bill Holderman, como a su coguionista Erin Simms, lo cual resulta evidente, puesto que prácticamente replica la estructura narrativa y el sistema de personajes de su predecesora. Al igual que la primera parte, Cuando ellas quieren más (Book Club: The Next Chapter, 2023) comienza con un racconto que sintetiza que ha ocurrido en la vida de cada una de las cuatro mujeres -Vivian (Jane Fonda), Diane (Diane Keaton), Sharon (Candice Bergen), Carol (Mary Steenburgen)- justo después de donde había finalizado el largometraje del 2018. Luego de la secuencia de condensación para ubicar al público, llegamos al presente del relato. Vivian se ha comprometido con Arthur (Don Johnson), Diane sigue en pareja con Mitchell (Andy García), Carol continúa casada con Bruce (Craig T. Nelson), quien se recupera de un infarto. Por otro lado, Sharon sigue experimentando la sexualidad en su soltería y acaba de jubilarse. Mientras la primera entrega hacía referencia al primer libro de su club de lectura, la novela Fearof Flying (1973, Erica Jong) -la cual fue famosa por su controversial retrato sobre la sexualidad femenina, vital en el desarrollo de la segunda ola feminista-, esta secuela inicia con una cita al libro El Alquimista de Paulo Coelho, cuya relación intertextual continuará durante toda la película. Mientras cada una de ellas intenta adaptarse a los desafíos que les propone esta nueva etapa de su vida, en una de sus reuniones encuentran una libreta en la cual habían planeado, pero no concretado un viaje a Italia. En consecuencia, acorde con las ideas planteadas por Coelho en su libro, buscarán señales del destino para abolir las excusas y realizar el viaje pendiente porque “cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.” A continuación, alternando la comedia de enredos (screwball comedy) con la comedia romántica, estas cuatro amigas que rondan los 70 años de edad, se aventurarán por distintas ciudades italianas, aceptando nuevos desafíos. Resulta pertinente destacar allí la sorpresiva participación de Giancarlo Giannini (a sus 80 años), la estrella del cine italiano e internacional. La película no es solo sobre las relaciones de pareja, sino principalmente sobre la amistad entre las protagonistas, que han alimentado ese vínculo durante 50 años. Al respecto, es muy acertado y genuino que, tanto en la película anterior como en la presente, se escenifique un momento clave, en que las cuatro amigas se sinceran entre sí y se “cantan” las verdades, ayudando a la anagnórisis (reconocimiento, revelación) que permitirá la resolución del conflicto que atraviesa cada una de ellas. En cuanto a las actuaciones, continúa vigente la buena química entre todas, logrando componer un vínculo creíble y empático. Así como un buen vino mejora con los años, como les dicen a ellas unos jóvenes en el filme“cuánto más viejo es el viñedo, más dulce es la fruta”, y esto puede aplicarse tanto a cada una de ellas como mujer, como también a su añeja amistad. Por último, la “moraleja” principal que esboza el relato reside en que cada mujer es capaz de tomar el control de su propio destino y establecer sus propias reglas, porque “el próximo capítulo, siempre es el mejor” (“The Next Chapteris Always the Best”).Todas se arriesgan con un gesto de valentía saliendo de sus zonas de confort, demostrando que nunca es tarde para ir en busca de la felicidad. En conclusión, Cuando ellas quieren más es una pieza entretenida pero no sorprendente, es meramente pasatista. En adición, la narración es menos efectiva o graciosa que su predecesora, a pesar de algunos momentos ocurrentes como la escena en el museo de Roma. Quizás esto se deba aque en esta secuela se sienten más impostados algunos diálogos, sin embargo, hay que destacar que Jane Fonda resulta ser la más carismática y convincente de todas ellas. Si bien no se suele considerar pertinente catalogar o encasillar a una película para un tipo de público determinado, lo cierto es que ambas entregas apelan a la identificación del público mujeril.
"Cuando ellas quieren más": ahora las chicas se van de vacaciones. El título original de Cuando ellas quieren más es Book Club: The Next Chapter, pero no hay muchos libros a lo largo de esta secuela del film de 2018 centrado en cuatro amigotas que orillan los 70 años, se conocen desde siempre y comparten una reunión mensual para comentar algún título literario. Así lo hicieron hasta la irrupción de la Covid-19, cuando el aislamiento social las obligó a guardarse en sus casas –todas recontra confortables para bancar meses de encierro– y cambiar encuentros presenciales por videollamadas comunitarias. Apenas las cosas se calman, las chicas vuelven a juntarse para, con todo el bagaje pandémico a cuestas, poner en marcha un viejo sueño colectivo: viajar a Italia para unas vacaciones a todo trapo. No faltarán, desde ya, hoteles de lujo, comidas pantagruélicas, algo de sexo casual, paseos y paisajes, muuuuchos paisajes filmados como postales de Roma, Venecia y la Toscana, epicentro de un desenlace con un grado de dulzor que deja al espectador ávido de una buena dosis de insulina. El escenario es distinto al de la primera película. Si en la anterior, cortesía de la saga Cincuenta sombras, el asunto pasaba por cómo encender el deseo sexual, aquí se desplaza hacia -ay- la búsqueda y la aceptación del amor. La idea de amor que maneja el guion del también director Bill Holderman y Erin Simmses es digna de otros tiempos, con los hombres proponiendo y ellas disponiendo. Pero esto genera ruido, en tanto Cuando ellas quieren más se encuadra, por un lado, en lo que los anglosajones llaman “Chick Flick”, esto es, comedias románticas diseñadas principalmente para el consumo femenino y en cuyo centro anida la voluntad de movilizar las emociones a través de cuestiones relacionadas con los vínculos humanos y los sentimientos a flor de piel. Por el otro, en las “comedias geriátricas”, que cada tanto aparecen en la cartelera comercial con la fórmula de siempre: un grupo de veteranxs que, con todos los caprichos, taras e inseguridades de una vida sobre la espalda, se las arregla para sortear los obstáculos y ofrecer la siempre temida lección de vida. Es así que la viuda Diane sortea la etapa final de su duelo rindiéndose ante la caballerosidad decimonónica de su nueva pareja (Andy García), Carol (Mary Steenburgen) transita una etapa de tranquilidad con su marido recientemente operado y la alguna vez reacia a las relaciones estables Vivian (Jane Fonda) está enamoradísima de un viejo amor de su juventud (Don Johnson), con quien acaba de comprometerse. Quien sigue el camino de la soledad es la reputada y tímida jueza federal Sharon (Candice Bergen), que tiene un gato como única compañía. La muerte del felino es la pieza faltante para que hagan las valijas con destino al país con forma de bota. A excepción de un robo que a nadie le preocupa demasiado, las chicas la pasan bárbaro durante toda la película. Allí está, entonces, la módica propuesta de Cuando ellas quieren más: ver a unas mujeres con plata siendo felices.
Para entender el tenor del humor que se utiliza en 'Cuando ellas quieren más' hay que remontarse a 2018, año en el que estrenó la primer parte de la película -también dirigida por Bill Holderman- que en nuestro país se tituló 'Cuando ellas quieren'. En la misma, la mayor transgresión que cometían las protagonistas, Diane Keaton, Jane Fonda, Mary Steenburgen y Candice Bergen, era, en lugar de leer a Virginia Woolf o Jane Austen en su club de lectura, echarle mano a la trilogía erótica `Cincuenta sombras de Grey', Con esa excusa la cinta se metía en el terreno del sexo después de los sesenta. Y no es que hayan pasado tantos años desde 2018 a esta parte. Sin embargo, las comedias blancas y pasatistas ya comienzan a quedar un tanto desfasadas en la pantalla grande. Ya había sucedido con su antecesora, a `Cuando ellas quieren más' la salvan sus cuatro experimentadas protagonistas; de lo contrario, el resultado podría haber sido aún peor. VIAJE DE CHICAS El cuarteto vuelve a reunirse para celebrar la despedida de soltera de Vivian (Fonda), quien está pronta a casarse con Arthur (Don Johnson). Esa es la excusa para que juntas emprendan un viaje a Italia que estará lleno de contratiempos, pero que a la vez hará más fuerte el vínculo entre ellas. En este caso, la diversidad está puesta en las diferentes personalidades y estados civiles de las amigas, siempre siguiendo la heteronorma. Vivian es la más abierta y asume sin tapujos -y con chistes un tanto subrayados- que su vida sexual fue y es de lo más entretenida, impronta que Fonda ya venía trabajando en la serie que protagonizó para Netflix, 'Grace and Frankie'. Diane (Keaton) es viuda pero está de novia con Mitchell (Andy Garcia). Carol (Steenburgen) es la única casada -con Bruce (Craig T. Nelson)- y la jueza Sharon (Bergen), que en la primera parte tímidamente comenzaba a tener citas tras su divorcio, en esta ya está totalmente liberada y de hecho su personaje y el de Keaton son los que despiertan las risas más espontáneas. Porque el resto del guion es una sumatoria de clichés y lugares comunes, y lo peor del caso es que da la sensación de que este tipo de comedias son el lugar en el que recalan actores y actrices icónicos de Hollywood a los que ya -por una cuestión de edad- se los ha marginado de la industria. Es una pena que teniendo semejante elenco femenino -y masculino, que incluye una participación del gran Giancarlo Gianini- y un paisaje espectacular de fondo, el filme no arriesgue más. El vínculo de amistad entrañable entre las protagonistas está bien retratado y tiene momentos muy lindos, pero todo queda en el plano superficial, sin profundizar demasiado en nada.
Otra vez juntas pero en esta ocasión con el recurso de viajar a Italia y adornar con paisajes únicos de Venecia, Roma, Florencia y la Toscana las aventuras de mujeres de setenta con grandes en acción: Diane Keaton; Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen. Además de ellas, esplendidas, talentosas, se hace uso y abuso del entorno bellísimo de los lugares y sus maravillosos, vinos, licores y comidas. El argumento ensalza la amistad femenina y se pone al servicio de estas cuatro estrellas para cuestionar desde el valor del matrimonio, el desapego, las señales del destino, la necesidad de planear y divertirse en un tono leve, new age y con apenas chispazos de inteligencia. Desde un matrimonio sorpresa, el robo de maletas, las cenizas de un amor, y algunos desfiles de moda, las ocasiones de lucimiento de las protagonistas están pero no explotas al máximo. Es bienvenido que en Hollywood le den finalmente oportunidad a las mujeres más grandes de encabezar elencos, pero hubiese sido deseable no pensar que ellas no necesitan un buen guión e ideas menos usadas para estar a la altura de lo que pueden dar. No obstante la diversión liviana está garantizada y el atractivo del elenco se completa con Don Johnson, Andy García, Giancarlo Giannini, y el entretenimiento bello y liviano también.
Aunque la trama termina siendo predecible y se ajuste a los tópicos de todas las comedias románticas, endulza un poco el gusto amargo que nos vienen dejando algunas películas que abordan la vejez desde un costado dramáticoy pesimista, como Amour, El Padre o Vortex.
CUATRO DIVAS PASEANDO POR ITALIA Las ideas sobre las que avanzaba Bill Holderman en Cuando ellas quieren (título picaresco ridículo que reemplazaba al más concreto Book Club) eran viejas allá por 2018, así que imaginen lo que ocurre cinco años después cuando el director vuelve a juntar al elenco principal de aquella comedia y lo reúne con una de esas excusas de guion perezoso. Las cuatro amigas que tenían un club de lectura (ahora parece que también, pero muy poco queda de él más que alguna referencia literaria vaga) deciden emprender un viaje por Italia, que les había quedado pendiente de su juventud. Digamos que es la premisa de muchas películas, incluso algunas buenas, pero aquí la premisa es más o menos todo lo que hay: Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen paseando por Roma, Venecia y la Toscana, entre estereotipos varios, una mostración turística y chistes antiguos y sin el menor timing. Si Holderman al menos tuviera un poco de talento podría descubrir que su guion, que es la nada misma, podría dar pie a una gran película sobre la nada. Un vacío, relleno con una pátina de sofisticación que le dé un brillo demodé a algo que es claramente decadente. Un poco lo que hacía Steven Soderbergh en las secuelas de La gran estafa, donde se divertía viajando con su elenco mientras nosotros, los espectadores, nos preguntábamos a dónde iban esos mamotretos repletos de estrellas de jolibud vestidas para una fiesta. En sí las películas eran aburridísimas, pero al menos se observaba un plan y un diseño. Cuando ellas quieren más, por el contrario, pretende contar algo (algo relacionado con una boda) y reflexionar sobre el amor, la amistad, el compromiso y, claro, el paso del tiempo, porque tanto los protagonistas como los espectadores potenciales tienen de 70 para arriba y comienzan a hacerse preguntas. Ahora, que la película pretenda todo esto no es lo mismo a decir que lo logra. Estos asuntos se suponen, apenas se esbozan, mientras la película avanza sin un norte, una estructura, una dirección que nos genere interés. Si en la primera parte la interna familiar de cada personaje al menos daba un contexto para el recorrido de cada una, esta secuela ni siquiera se preocupa en ponerle una red a la caída absoluta en el ridículo. Ya el comienzo nos hace prever lo peor, con su resumen de lo que pasó con estas amigas durante la pandemia (basta de ideas sobre la pandemia), en una sucesión de chistes sobre la distancia social sin el mínimo timing cómico. Y, para peor, cercanas a la vergüenza ajena entre situaciones narradas con una parsimonia tal, que por momentos parecía que las actrices se daban el pie para que cada una remate con el chiste pautado. Uno puede sentir simpatía por Keaton, Fonda, Bergen y Steenburgen (y también andan por ahí Andy García, Don Johnson, Craig T. Nelson, Giancarlo Giannini), pero Cuando ellas quieren más las expone en el peor sentido posible. Una antigualla pobrísima que pretende que miremos todo con indulgencia. Y es imposible cuando sabemos que todas tienen un talento muy superior a lo que exige esta experiencia de 107 extenuantes minutos.