“Cuando ellas quieren” (“Book Club”), Diane, Vivian, Sharon y Carol son cuatro amigas de entre 65 y 80 años que cada mes, a través de su club de lectura, se reúnen para elegir un libro y comentarlo en la próxima reunión. La novela erótica de E. L. James fue la que eligieron para ese mes en particular y la película se desarrolla a partir del tema de las "Fifty shades of Grey" (“50 Sombras de Grey”), intercalando escenas de situaciones en la novela y la vida amorosa y profesional de cada una de estas mujeres mientras leen, se asombran y “aprenden” con el libro.
El grupo comenzó en los años ‘70 con "Fear of flying" de Erica Jong, y acaban de dirigir su atención a E.L. "Fifty shades of Grey". En el lapso entre los dos mejores “best sellers” existe una multiplicidad de historia literaria y social que llevan “en las novelas” a sus heroínas del adulterio "sin brillo" a la monogamia sado-masoquista, y de la liberación regateada a la esclavitud acordada.
Habiendo terminado con un libro que se parece mucho a "Wild" de Cheryl Strayed, recurren a las aventuras de Anastasia Steele. Y mientras hacen algunas bromas sobre las palmadas en la cola y la “Habitación Roja” sobre bebiendo chardonnay, "cincuenta sombras" las inspira no a la exploración de las relaciones perversa, con sus parejas, sino a compartir y corregir sus propias frustraciones sexuales.
Diane (Diane Keaton) enviudó, sus dos hijas (Alicia Silverstone y Katie Aselton), quieren cuidarla y controlarla cada segundo porque creen que ya no es capaz de sostenerse sola; Vivian (Jane Fonda) es dueña de un hotel, independiente, solitaria, que rehúye a involucrarse en una relación duradera por miedo a ser herida; Sharon (Candice Bergen) es una juez divorciada que no entiende porque fue abandonada por su marido (Ed Begley Jr.), para correr en pos de una relación con una mujer más joven (Mircea Monroe). Su escape es buscar citas en la net; Carol (Mary Steenburgen) es una chef que aún posee cierto potencial sexual y está desesperada por reavivar la chispa erótica con su esposo.
“Cuando ellas quieren” ofrece el mismo atractivo presentado por las eternas comedias románticas de Holywood orientadas a los jóvenes, con finales felices, y hasta clichés como correr al aeropuerto para detener al “amor de tu vida”.
El filme adquiere relevancia por sus protagonistas, su química y su carisma, incluso la de los coprotagonistas, Andy García, Craig T. Nelson, Richard Dreyfuss, y Don Johnson otorgan a la producción el aire fresco de galanes maduros, que no perdieron su impronta juvenil. Pero la edad también es un factor importante, ya que son todos actores de la tercera edad mostrando, una vez más, sus extraordinarias habilidades de comediantes.
Estamos ante una película que va a destacar las dotes actorales de las premiadas de Keaton, Fonda, Bergen y Steenburgen. Y especialmente es una “feel-good-movie” que propone un “cuento de hadas” entre amigas en una etapa de la vida en que deben reciclar sus necesidades afectivas más que sexuales. “Cuando ellas quieren” es una muestra de lo que solemos ver en las denominadas chick flicks, y se apoya en el encanto y porte de cuatro estrellas que actualmente rebasan los 65 años.
Este filme no se preocupa mucho por las novelas en sí mismas, éstas son la excusa. La historia que tiene que contar se ancla en el feminismo y la sexualidad femenina, y éstas quedan implícitas principalmente en el guión (Bill Holderman y Erin Simms) porque está escrito para cuatro grandes actrices cuyos personajes usan la lectura como pretexto para beber vino, para pasar un rato agradable y esconder sus frustraciones.
El director Bill Holderman no escatimó el vino en su filme ya que no hay una escena donde no se beba vino “chardonnay”, “whisky” o “cerveza”, también batido de leche, como tampoco no escatimó la cámara para dar realce a tan magníficas actrices que lucen espectaculares, especialmente Jane Fonda que muestra un cuerpo, vitalidad y vigor extraordinarios.
“Cuando ellas quieren” posee un bello mensaje de amistad, no empalaga, a pesar de poseer algunas escenas ridículas y forzadas. En realidad es una comedia simple y efectista que demuestra una vez más que cuando existen buenas actrices no hay malas comedias.