El padre de Martin (Gabriel Bateman) murió hace un tiempo, la madre (María Bello en el papel de una consumidora crónica de antidepresivos) habla sola de noche y él tiene problemas para conciliar el sueño a causa de las visitas poco amistosas de Diana.
Cuando el niño comienza a quedarse dormido en las clases, su hermana mayor Rebecca (Teresa Palmer) se ve obligada a dejar la rebeldía por un rato -toda vestida de negro y con un departamento empapelado con afiches de calaveras, obvio- para hacerse cargo de Martin, y de lo que ocurre en su antigua casa desde que ella no vive allí.
Luego de intentar convencerlo de que lo que sucede en las noches son solo pesadillas, Rebecca comienza a recordar su pasado y a entender cómo es que una niña muerta (Diana) se ha ido cargando con los hombres de su familia.