Alguien debería establecer por lo menos una taxonomía para el cine no estadounidense que logra estrenarse fuera del país de origen. Los tres elementos más frecuentes son una narración clásica, un ingrediente de absurdo o realismo mágico y tono tragicómico y aleccionador. Más o menos es lo que pasa con la mayoría de lo que viene especialmente de países no centrales (quizás films franceses o alguno italiano logran esquivar estas características). Cuando los chanchos... es un film europeo, rodado por un escritor y periodista francés donde un pobre pescador de Gaza captura accidentalmente a un porcino -animal rechazado por israelíes y palestinos- y no sabe qué hacer con él. O sea, una alegoría de la intolerancia narrada con todos y cada uno de los apuntes necesarios para que el catálogo políticamente correcto y aleccionador quede lleno. Las actuaciones “simpáticas” hacen que la película sea menos pesada o manipuladora de lo que podría ser. Un film “internacional” que sigue las reglas para llegar a todo el mundo sin arriesgar demasiado.